Nadia Báez, una reconocida nadadora no vidente con casi dos décadas de
trayectoria que representa al país en diversas competencias, contó su
experiencia y se refirió a la función del deporte como un pilar de contención
social.
Oriunda de la localidad de Moreno, en la zona oeste del conurbano
bonaerense, Báez enfrentó diferentes obstáculos con perseverancia y
convicción para cumplir con sus sueños. Tras haber perdido la visión de
manera paulatina, transformó la discapacidad visual en una fortaleza que la
erigió como una de las atletas más destacadas.
Con tan solo siete años y una visión notoriamente reducida tuvo sus primeros
acercamientos a la natación. Al cumplir diez conoció una institución que
contaba con un programa deportivo de discapacidad que le cambió la vida: “Allí
me enseñaron a nadar los cuatro estilos y empecé a competir en torneos
bonaerenses y torneos Evita. Ahí arrancó todo”, relató Báez. Y agregó: “Al
principio fue difícil encontrar lugares para poder entrenar. Ahora la actividad
está más incluida”.
Para quien obtuvo la medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de
Londres 2012 y la de oro en Lima 2019, la integración social resultó un factor
clave para mostrar las luchas cotidianas de las personas con discapacidad. “No
es que hay más población, sino que hay más lugares a los cuales recurrir.
Antes estaba todo muy centralizado. Era ir a la zona de Caballito, donde
estaban las principales escuelas para ciegos, y algunas pocas en provincia. Me
costó escolarizarme también”, precisó.
Los sueños que persigue Nadia Báez se complementan con un riguroso y
exigente entrenamiento, que incluye tres días por semana de nado en doble
turno y otros tres de gimnasio y actividad en pileta. “No se me llega a secar el
pelo entre la mañana y la tarde”, lanzó -sonrisa mediante- mientras resaltó la
trascendencia que tiene el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo
(CeNARD) para los atletas: “Es el único lugar en el cual tenemos la posibilidad
de tener todas las instalaciones para poder entrenar bien; tiene un secundario
también para que los chicos puedan terminarlo y está todo un poco más a
mano”.
El deporte y su función social. “Es algo saludable y hace que la gente
comparta momentos, experiencias y una actividad. Genera vínculos y es
transversal a las clases sociales, edades e ideologías. Y también inclusivo
desde el lado que cualquier persona y de cualquier edad lo puede hacer a
su manera… Hay que buscar los programas, los momentos y los lugares”,
consideró. Y, en relación específicamente con la natación, subrayó que “es
bastante más accesible que otras disciplinas ya que, al no ser un deporte de
impacto, ayuda a la movilidad, a la orientación y a la rehabilitación”.
Mariela Almada, jugadora de la Selección Argentina de Goalball (deporte
practicado por atletas no videntes o con baja visión que utilizan una pelota
sonora) y medalla de oro en lanzamiento de bala, es una referente
ineludible para Nadia. De ella destacó distintos atributos, tales como la
disciplina, el compromiso y la motivación. “Para el alto rendimiento es
fundamental tener un objetivo y un gran espíritu de autosuperación, porque
todo el tiempo es mejorar, mejorar y mejorar. Se puede tener talento, pero si no
se entrena o desarrolla, es muy difícil”, destacó Báez. Quien, además,
consideró indispensable ser “perseverante, trabajar la tolerancia a la frustración
y tener planificación”.
El acompañamiento que recibió siempre de su familia, entrenadores e
instituciones también significó un rol clave en su carrera deportiva y que la llevó
a obtener distintas premiaciones, entre las que destacó la Medalla Olímpica de
Londres 2012 (bronce): “Es una de las más importantes porque estar en un
podio de un Juego Olímpico… Es una de las citas máximas del deporte, en la
que una se prepara durante cuatro años para llegar. Realmente fue muy valiosa
para mí y me trajo muchos recuerdos; sentí mucho orgullo y alegría por haber
representado al país”.
Dos años antes de llegar a la Selección, Nadia comenzó a formar parte de la
Asociación Pro Ayuda a No Videntes (APANOVI), una entidad cuyo objetivo es
mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad visual y que
cuenta con más de una decena de trabajadores representados por UTEDYC:
“La posibilidad de que estén afiliados a un gremio para nosotros fue muy
importante para que se sientan respaldados. Estoy muy agradecida a
APANOVI; siempre estuvo presente, me ayudó con muchas cosas que necesité
y también me dio un espacio para aportar mi experiencia para seguir
desarrollando la actividad. Le dio al barrio un conocimiento y es súper
importante”.
Aspiraciones renovadas para los Juegos Paralímpicos de París 2024. La
nadadora, que no ocultó su ansiedad y sus ganas por representar nuevamente
a nuestro país, expresó sus expectativas de cara al certamen que se
desarrollará desde fines de agosto: “Ya tengo la valija a medio armar (risas). No
quiero olvidarme de nada, tener todo lo que necesito y es una forma de ir
metiéndome en el viaje. Si bien este va a ser mi quinto Juego, siempre hay
nervios. Pero, además, son competencias en las que se trabaja mucho la
valentía y las frustraciones”.
Para concluir la entrevista, Nadia Báez compartió una reflexión sobre el
deporte: “Es un estilo de vida y un recurso que colabora con el
crecimiento y la integración de las personas. Proporciona muchos valores y
también ayuda socialmente a las personas con discapacidad”.
@nadiabaez