La finalista del Booker Prize, uno de los galardones más respetados a nivel mundial, Selva Almada
no pierde sus orígenes; con esa mezcla propia que le dio la zona urbana y rural de Villa Elisa, en
la
provincia de Entre Ríos donde nació, la autora de la prestigiosa novela No es un Río
revivió sus
comienzos, analizó el desfinanciamiento que está padeciendo el universo cultural producto de las
políticas impulsadas por el gobierno nacional y compartió consejos para aquellas y aquellos que
proyectan un futuro como escritores.
A pesar de ser una lectora voraz desde chica, Almada comenzó a escribir “de grande”. Fue cuando
dejó su pueblo natal para instalarse en la capital de su provincia natal. Con tan solo 17 años, se
fue
a vivir sola a Paraná y estudió comunicación en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).
“Quería
ser periodista de diario”, rememoró. Sin embargo, la vida le cruzó en el camino un taller de
escritura “para soltar la mano” donde su futuro se empezó a forjar. “Ahí me encontré escribiendo
cuentos. Y sí, si toda mi vida había leído ficción, era lógico que escriba cuentos”, recordó. Frente
a
esa encrucijada donde chocaban el impulso por escribir y la idealización por ser periodista, Selva
Almada le planteó esa inquietud al docente y periodista Guillermo Alfieri, quien la estimuló a
hacer lo que ella tenga ganas. “Ahí me anoté en el profesorado de literatura, me encontré con otra
gente que escribía y profesoras que nos animaban a que escribiéramos, a que siguiéramos esa
onda. Y ahí empecé más sostenidamente”.
Como consecuencia de ello, logró el primer puesto en un concurso literario impulsado por la
Universidad Nacional del Litoral (UNL) y, en 1999, decidió mudarse a Buenos Aires donde participó
-durante los siguientes 15
años- en el taller de escritura que coordinaba Alberto Laiseca a través del Centro Cultural Rojas. Y
compartió jornadas con otros autores contemporáneos como Leonardo Oyola, Gabriela Cabezón
Camara y Alejandra Zina, entre otros.
En tus novelas hay mucha atmósfera del interior del país, ¿cuánto se recupera de los hechos
reales y cuánto es ficcionalizado?
Me gusta defender mi origen provinciano. Siento que más allá que a mí personalmente me
interesa seguir siendo una provinciana, cerca de la región donde nací, crecí, aprendí a leer, donde
empecé a escribir, me gusta recuperar eso también desde la escritura. Esto de “escritora de
provincias” lo tomé de Héctor Tizón que lo decía porque seguía viviendo en su pueblo de Jujuy. Y
siempre me gustó esa denominación.
Durante abril de 2024, su opera prima El viento que arrasa alcanzó la pantalla grande.
“Primero
fue raro. Porque cuando yo escribo los personajes son muy difusos. Para mi son figuras con trazo
muy grueso. En general no soy muy descriptiva de la fisonomía de ellos. Fue raro ver al personaje
con una cara, una voz, un cuerpo. Igual la película me gustó mucho. Lo cual agradezco. Es una gran
película la que hizo Paula Hernández y fue muy emocionante verla”, relató.
El Booker Prize. Conocido como “el Booker”, es un prestigioso galardón donde
diferentes
editoriales anglosajonas envían novelas para concursar. “La editorial que publicó la traducción al
inglés (Charco Press) me llamó
para avisarme que había quedado en la lista larga, que eran 16, y
después que estaba en la lista corta”, recapituló Selva Almada. Y agregó: “Me pone contenta
porque No es un Río es un libro que quiero mucho, que me llevó muchos años escribir, que
estuvo
finalista en otros premios; el año pasado ganó un premio importante en Italia y que ahora vuelve a
estar nominado”. Este premio permite a las y los autores extender sus obras a países que de
repente no están tan atentos a la literatura latinoamericana.
La participación de esta novela en una instancia decisiva fue consecuencia del Programa Sur que
permitió desde 2009 brindar un apoyo económico para favorecer y fortalecer la edición de
distintos autores en lenguas extranjeras. Selva Almada analizó la crisis en materia económica
cultural que atraviesa la Argentina: “Fue la primera vez en la historia de la Feria del Libro que no
hubo un stand del ministerio o secretaría de Cultura. Todo el tiempo hay amenazas de cierre,
desfinanciamiento hacia todo lo que es el universo de la cultura y, especialmente el programa SUR
que ya fue desfinanciado. Quedó solamente con el 10% de los fondos que tenía históricamente y
es un programa que tiene quince años y que ni siquiera Mauricio Macri lo tocó. Porque es un
programa que nació durante el Kirchnersimo y ahora quedó desmantelado”. La finalista del Booker
destacó: “Gracias al programa Sur la literatura argentina tiene más visibilidad en el mundo y,
justamente, este libro se hizo bajo ese programa y compitió en una final; y por ese premio me
parece importante, aunque sea simbólicamente, reivindicar el programa”.
Para Almada los talleres de escritura son “espacios que enriquecen desde muchos lugares,
recomendás lecturas, te recomiendan, no solo el docente sino también las compañeras y
compañeros”. La autora de El desapego es una forma de querernos y Ladrilleros
recordó que
durante su época estudiantil en Paraná “habíamos inventado con otros amigos que también
escribían como una especie de taller literario sin maestro, pero un taller de escritura donde nos
juntábamos una vez por semana en distintas casas a leer lo que estábamos escribiendo,
comentarnos, a sugerirnos, a corregirnos; era como una especie de taller espontáneo, pero yo
siempre escribí un poco en esa compañía, en esa dinámica”. Al mismo tiempo, también
recomienda participar en concursos “porque, más allá del resultado, sirve para terminar el trabajo.
No hay que frustrarse si uno no gana porque siempre gana uno solo”.
Biblioteca digital de UTEDYC. “Me parece buenísimo”, expresó Selva Almada en
relación al
beneficio cultural que proporciona nuestra organización. La escritora que, como consecuencia de
su oficio nunca perteneció a un sindicato reconoció el trabajo social y cultural que se realiza en
diferentes gremios y añadió: “Me parece un buen lugar para irradiar cultura, que haya una
biblioteca digital está buenísimo porque la circulación de los libros en papel es complicado y
cuesta más; en ese sentido desde lo cultural vos te podés bajar el libro y leerlo, no te quedas sin
leer a un autor porque no llegás a la biblioteca a buscarlo”.
Con la misma línea federal que pregona la Unión, Selva Almada junto a dos socias creó durante la
pandemia el proyecto Salvaje
Federal. Si bien fue planeado como una librería, el encierro y la
dinámica propia de sus fundadoras hicieron que primero tuvieran una sede digital. A través de la
cual comenzaron a hacer llegar a sus lectores un perfil de literatura bien federal. Recién en 2022
pudieron instalarse físicamente en el barrio porteño de Almagro desde donde fundaron un espacio
cultural que, además de vender libros, también se realizan talleres, se hacen presentaciones de
libros, lecturas y demás movidas culturales como la creación de un club del libro
con asociados a
los que mes a mes les llega una novedad literaria de estas editoriales de provincia y otra
publicación más alternativa que puede ser un fanzine o una plaqueta de poesías para que
conozcan a nuevos autores.
Autores recomendados por Selva Almada:
• La poeta santafesina, Estela Figueroa
• Natalia Rodríguez Simón
• Hernán Ronsino