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Los jóvenes nacidos entre 1996 y 2010 parecen dispuestos a ser protagonistas de una nueva revolución laboral. Discuten las condiciones de trabajo tradicionales e imponen un cambio de paradigma con otras reglas, donde la flexibilidad horaria y la equidad son sus pilares. El 86 % de la generación Zeta considera “crucial” tener un propósito claro al momento de elegir dónde trabajar, mientras que uno de cada tres tiene intención de cambiar de empleo en los próximos seis meses.

El modelo laboral clásico atraviesa su crisis más profunda. A los jóvenes actuales ya no los conmueve que su trabajo les ofrezca una sala de ping-pong, ni un aumento de sueldo sin sentido. El 84 % no trabajaría para una compañía cuyos valores no coincidan con los suyos, según los datos recopilados por la red de servicios profesionales Deloitte ESG Consulting (firma líder en servicios profesionales en la Argentina abocada al servicio en las áreas de Auditoría, Impuestos, Legal, Servicios Financieros, Asesoría en Riesgos y Consultoría).

Cuando mencionan un objetivo se refieren a una alineación con sus ideas, donde prime la sostenibilidad y el impacto social real. Aquellas entidades, empresas o sociedades que se esfuercen por parecer “cool” (modernos) sin ser coherentes ni estar alineadas a un mensaje claro están destinadas a perder talento, especialmente si se habla de talento joven.

Sin embargo, hay algunos aspectos que coinciden con el ámbito tradicional como disponer de un salario atractivo, contar con un ambiente de trabajo agradable y tener seguridad de mantener el empleo. La generación Zeta está reescribiendo la noción de ambición. Estos reclaman que el desarrollo profesional no implique renunciar al equilibrio entre la vida laboral y personal. Por ese motivo, aspectos como flexibilidad horaria, la capacitación constante y la equidad de derechos y obligaciones se sitúan en el centro de sus decisiones profesionales.

La formación, un pilar prioritario
El 57 % de esta generación, según un informe realizado por Adecco a fines de marzo de 2025, señaló que priorizan las oportunidades de desarrollo profesional a la hora de elegir dónde trabajar. No quieren estancarse, pero tampoco sueñan con despachos en un piso 15. Prefieren estructuras horizontales, líderes accesibles y equipos donde puedan aprender sin miedo a equivocarse.

El trabajo les sigue importando, pero bajo un nuevo paradigma donde la autonomía, el respeto y la capacitación permanente no son negociables. La clave no es la ambición tradicional, sino el crecimiento a su ritmo.

Quiénes son la Generación Zeta
Todos los jóvenes nacidos entre 1996 y 2010 integran la brecha denominada como Generación Zeta. Esta camada nació en un mundo conectado a Wifi, constituyeron vínculos a través de videollamadas e, incluso, su primer trabajo fue online. Consumen TikTok y si la información (a través de video o reel) no capta su atención en 5 segundos, pasan a otro video. Consideran que el trabajo es importante, pero no lo es todo.

Según la consultora Randstad Holding N.V. (sociedad internacional dedicada al trabajo temporal y a los servicios en recursos humanos) la mitad de las personas que cambian de empleo lo hace por falta de opciones de conciliación a las nuevas demandas. Es la primera causa de que los trabajadores se planteen otra opción, y aunque el informe abarca a todas las edades, los empleadores señalan que los zetas son especialmente claros: si no hay equilibrio, no hay trato.

Adaptarse o perderlos
En medio de tantas actualizaciones tecnológicas, los que ignoren este cambio de paradigma además de perder a estos jóvenes valores, estarán renunciando al futuro laboral. En tal sentido, Oriol Mas, director general de Randstad Enterprise destacó: “Es fundamental que potencien la flexibilidad, la conciliación, la equidad de oportunidades y la formación para posicionarse como compañías atractivas, potenciar su marca empleadora y mitigar la rotación del empleo. Las empresas deben escuchar cómo cambian los factores de atractivo y trasladarlos a nuestras propuestas de valor para empleados y candidatos”.

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