El cáncer es una enfermedad que provoca un crecimiento anormal e incontrolado de un grupo de células en el organismo, formando un bulto o masa. Esto ocurre en todos los cánceres excepto en la leucemia (cáncer en la sangre). Si no se trata, el tumor suele invadir el tejido circundante y puede provocar metástasis en puntos distantes del organismo diseminándose a otros órganos y tejidos.
Varios tipos de cáncer pueden prevenirse mediante controles médicos regulares o, al menos, detectarse en etapas tempranas, cuando el pronóstico es más favorable. Es esencial adoptar medidas tanto a nivel colectivo como individual para prevenir, diagnosticar y tratar esta enfermedad. Se estima que entre un tercio y la mitad de los casos de cáncer pueden evitarse reduciendo la incidencia de los factores de riesgo.
Los factores de riesgo modificables más comunes para el cáncer, que coinciden con otras enfermedades no transmisibles, son: consumo de tabaco, baja ingesta de frutas y verduras, consumo nocivo de alcohol, insuficiente actividad física, sobrepeso y obesidad, entre otros. Asimismo, los factores de riesgo específicos para el cáncer incluyen las infecciones crónicas por virus del papiloma humano (HPV) -para cáncer cervicouterino-, hepatitis B o C - para cáncer de hígado-, y H pylori -para cáncer de estómago. También se encuentran aquellos no modificables como la edad y la genética.
Los signos y síntomas del cáncer pueden variar de una persona a otra. Es importante prestar especial atención a los siguientes síntomas, aunque la presencia de uno o varios de ellos no significa necesariamente la presencia de la enfermedad:
En nuestra última cápsula informativa, abordamos cómo los controles médicos y pequeños cambios en el estilo de vida pueden disminuir de manera significativa las posibilidades de desarrollar esta enfermedad.
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