Publicación de la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles
Año 11 - Número 38 - Diciembre 2018 / Secretaría de Prensa y Propaganda Nacional
Entrevista a‭ ‬Gustavo Grabia

“Los trabajadores de UTEDYC son parte del mundo del fútbol y son los que sostienen a los clubes”

5/02 dialogó con el reconocido periodista especializado en barrabravas,
quien se refirió a  la realidad social del país y del fútbol argentino.

Detallista, memorioso y obsesivo del trabajo, Gustavo Grabia egresó de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA y de la escuela del Círculo de Periodistas Deportivos. Comenzó cubriendo espectáculos en los diarios La Razón y El Expreso. Durante dos décadas trabajó en el diario deportivo Olé, en el que se desempeñó como editor, y desde allí se ganó su lugar como el mayor especialista argentino en temas de violencia dentro del fútbol. Actualmente columnista de distintos programas televisivos y radiales, Grabia concedió al equipo de 5/02 una interesante entrevista en la que ahondó sobre los flagelos que rodean al fútbol y a los distintos problemas que esto acarrea a nuestro pais.


¿Qué te llevó a ser periodista y luego a especializarte en barrabravas?

Siempre tuve pasión por contar historias y eso se trasladó al periodismo. En tercer año, ya sabía que quería ser periodista; era muy lector de diarios y muy oyente de radios. En 1996, Olé me contrató porque (a los directivos) les gustaban unas notas y reportajes que hacía a gente de la sociedad y del espectáculo. Buscaban otra mirada, que no viniera del periodismo deportivo y me propusieron trabajar con ellos. Me dijeron: ‘agarrá todo lo que circunscriba al mundo del fútbol’ y en ese conjunto estaba el fenómeno de las barrabravas. Apenas comencé, se produjo el juicio a la barra de Boca del ‘Abuelo’ (José Barritta) por un crimen que se había cometido a la salida de un superclásico en la Bombonera. Fui el único periodista que asistió a todas las audiencias y eso me permitió ver el mundo de las barrabravas en Argentina. Fue en ese momento que me di cuenta de las conexiones que había con la policía, con la política, con los dirigentes deportivos y con la droga. No resultaba tan importante lo que decían los barras acusados, sino lo que declaraban los testigos. Había una historia que nadie estaba contando porque se hablaba de ‘inadaptados’, pero en realidad estaban totalmente adaptados al sistema del fútbol. Olé se transformó en la cara del juicio con una cobertura muy fuerte, que tomó gran repercusión.


¿Cómo afectó esto en tu vida privada? ¿Recibiste algún tipo de amenaza?

Nunca me victimicé. Cuando se trabaja con algún tema delicado, siempre llega una respuesta. Si un barrabrava amenaza, se lo denuncia y va preso rápidamente. Con la policía es distinto, porque su capacidad de intimidación es mucho mayor. Tuve la posibilidad de contar quiénes eran los policías que estaban implicados en el negocio (de las barrabravas) y ellos sabían dónde estaban mi mamá, mi papá y mis hijos a cada momento. Cuando la cuestión comenzó a escalar, la dejé en manos del diario, donde tenía el apoyo del Grupo Clarín. Se hizo una reunión con las máximas autoridades del Gobierno y se terminó todo en menos de 48 horas. Pienso que si trabajás con miedo, no podés trabajar.


¿Qué tan acertada resulta en el contexto actual la frase ‘El fútbol es un reflejo de la sociedad’?

El fútbol pinta bien lo bueno y lo malo de este país. Muestra la creatividad y el talento argentino, pero también la degradación cultural que ha sufrido la Argentina. Durante la despedida del plantel de Boca (camino a Madrid), la gente se sacaba fotos con Rafael Di Zeo. La violencia en el fútbol se combate atacando el problema de las barras, pero también a través de un cambio cultural de quienes van a la cancha. En la final de la Copa Libertadores entre River y Boca, por ejemplo, quienes tiraron piedras no eran barrabravas. Tienen la cultura del aguante instalada, aunque en otro lugar no se comportarían así.


¿De qué manera se llega a ese cambio cultural?

La sociedad debe empezar a entender que quien está del lado de enfrente en una cancha no es un enemigo, sino un par. Lamentablemente, esa relación se ha perdido y se ve al otro como un enemigo. Tiene que realizarse una campaña real de educación en las escuelas de fútbol y en las divisiones inferiores. Es necesario empezar desde abajo porque si un chico ve a su padre insultar a un jugador, va a imitar esa conducta. Hay que cambiar la matriz cultural del fútbol.


¿Cuáles fueron las fallas del operativo de seguridad del River – Boca suspendido en el Monumental?

Uno de los problemas fue la inexistencia de centralidad de información en quién dirigió el operativo: intervenían fuerzas de Nación y de Ciudad. Cuando se mezclan las fuerzas y hay una sola persona a cargo sin mucha experiencia en los estadios, lo más probable es que las cosas salgan mal. No ubicaron a los grupos de combate sino de contención. Por otro lado, cuando sale el micro de Boca, desde la sala de operaciones se da aviso para despejar la zona, pero si no se cuenta con el personal para sacar a esa gente, no se puede. Hubo tres momentos en los que se complicó todo: a las 13.20, al abrir la cancha, se juntó tal cantidad de gente que, apenas abrieron las puertas, los controles no daban abasto. Luego a las 15, cuando atacaron al micro, mucha gente aprovechó para ingresar; y a las 16.20, cuando en Figueroa Alcorta lograron romper la barrera policial y entraron cerca de 5000 personas.


¿Cuál es tu opinión respecto a que la final más importante de Sudamérica se haya jugado en España?

A todos nos indigna. Ojalá sea un punto de quiebre que haga que el día de mañana el hincha argentino piense dos veces antes de actuar.


En términos de violencia, ¿qué diferencia notás entre los clubes de Capital Federal y del Interior?

Cada zona tiene sus particularidades, aunque la cultura del aguante está presente en todo el país. Por ejemplo, si consideramos a Rosario, Newell’s y Central tuvieron que jugar a puertas cerradas en la cancha de Arsenal. Tucumán tiene altísimos índices de violencia. En Mendoza no hay clásicos, pero hay bastantes problemas; y en Córdoba, si bien no hubo inconvenientes durante el clásico, se jugó un partido de Copa Argentina entre Central y Temperley con un ambiente difícil.


UTEDYC capacita a los controles de admisión en distintos temas con el objetivo de profesionalizarlos.
¿De qué manera creés que contribuye esta acción al cambio cultural?

Los controles de UTEDYC no tienen fuerza de ley para contener la violencia,. Tienen que estar acompañados por un policía, que es quien debe parar a quien pasa por encima del molinete. Hay muchos empleados del gremio que no están seguros.  


¿De qué manera repercute la medida de jugar sin hinchas visitantes?

Es la capitulación del Estado y su mensaje es ‘no te puedo cuidar en condición de visitante’. Es insólito. Los clubes grandes han empezado a ver desde hace algún tiempo, los beneficios de no tener visitantes.


¿Cuál es tu opinión respecto a la posibilidad de que los clubes se conviertan en sociedades anónimas?

No coincido en que sean conducidos por un grupo empresario. Siempre voy a abogar por que mi club siga siendo una asociación civil sin fines de lucro. Si se analiza lo que ocurrió en Quilmes, Ferro, Comunicaciones o con Racing, es para agarrarse la cabeza. Las experiencias, salvo en algún caso puntual, indican que el ingreso de capital privado deriva en el cierre de las actividades que no son lucrativas. De esta manera, el club pierde su función social, porque les brinda a un montón de chicos una contención social y un montón de cosas que no generan dinero, pero sí una pertenencia.


¿Qué mensaje les daría a los trabajadores de la Unión?

UTEDYC representa a los laburantes del mundo del fútbol, que son quienes sostienen a los clubes. Es una labor muy loable y quienes trabajan en los clubes lo quieren tanto como los socios. Que sigan defendiendo desde sus puestos de trabajo a los clubes, que son un pilar fundamental de nuestra sociedad.


Autor de los libros:
- Disquisiciones sobre la habilidad (y otros relatos futboleros). Ediciones Al Arco, 2004.
- El Club del fin del Mundo (y otros cuentos futboleros). Ediciones Al Arco, 2009.
- Asalto al mundial: Barrabravas, política y negocios. La historia negra de las hinchadas argentinas en la Copa.
Editorial Sudamericana, 2018.