A la vera de la Reserva Natural de San Isidro, al noreste del conurbano bonaerense, se encuentra el Club Hípico del Norte. Esta entidad, fundada en 1935, promueve el aprendizaje y las prácticas de equitación para niños y adultos; se destaca en trabajar a través de este deporte la naturaleza y la presencia del ser humano como parte integral, así como también la responsabilidad en el cuidado y protección del animal. Revista 5/02 conversó con varios de los quince empleados que desempeñan funciones en este lugar.
Al ingresar al Club Hípico del Norte se aprecia un tinglado donde los caballos pasean aquellos días que no los montan y detrás la pista. En ese amplio espacio una joven equipada con los elementos propicios para la equitación dirige los pasos de una Warmblood Pura Sangre Inglés marrón con pelaje brilloso, cola larga, blanca flameando al compás del viento y marcando los músculos a cada galope. A unos metros, en la caballeriza y encuadrados bajo el CCT 736/16, trabajan los afiliados Alexis Paz, Brian Pérez, Rodrigo Monzón y Daniel García. Ellos son los responsables de que esos caballos se luzcan.
“Preparamos a los caballos, les damos de comer, les damos agua, les armamos la montura, cabezada, protectores, algunos van con venda, le hacemos la cama… nosotros los cuidamos”, contó Rodrigo Monzón (Af.251565) mientras abrigaba a un caballo que venía de la pista. En esa misma caballeriza, pero unos metros más adelante, Brian Pérez (Af.300941) sale de un box con la horca o también llamado rastrillo -una especie de tenedor enorme- en la mano y los cachetes colorados. “Aproveché que salió a andar para hacerle la cama”, dijo mientras señalaba orgulloso el interior del box; un cubículo armado de estructura de ladrillo y, sobre el piso, una mezcla compuesta de aserrín, viruta, paja, y residuo vegetal que se emplea para brindar mayor comodidad al caballo. A medida que los caballos se asomaban por los boxes enumeraba diferentes características de cada uno.
Entre los distintos aprendizajes que fueron incorporando, Rodrigo explicó: “Aprendimos sobre la comida porque si le das mucha avena después le agarran cólicos. También a identificar el dolor de panza”. Y agrega: “Ellos con la mano (en referencia a la extremidad anterior) empiezan a golpear el piso, como a escarbar, si hacen eso es porque algo les pasa y ahí hay que estar atento. No hay que dejar que se revuelquen porque se les pueden dar vuelta las tripas. Son muy delicados. Cuando empiezan con dolor hay que sacarlos a caminar hasta que llegue el veterinario”.
Al final del largo pasillo, Daniel García (Af.216843), un afiliado de 62 años que trabajó en diferentes clubes hípicos desde 1984. “Yo vivía cerca de un club hípico, me enteré que necesitaban gente y fui. Pero te tiene que gustar porque sino no aguantás tanto”. Daniel remarcó que le gusta estar con los caballos y salir a concurso. “Gracias a los caballos viajé a Mendoza, México y Brasil” y agrega: “Cuando escuchás que la gente habla de lo lindo que está el caballo es gratificante. Porque vos confiás en tu trabajo pero escucharlo te lo ratifica”. Cuando se le consultó por su preferido, sin dudar, mencionó a “Río salado”; un caballo multipremiado en saltos con el que competían en distintas instancias y que ya está jubilado en el campo.
Alexis Paz (Af.285667), quien desde hace ocho años cuando ingresó al Club Hípico del Norte decidió afiliarse a UTEDYC, destacó la tranquilidad del ámbito laboral y cerró: “Además te sirve de ejercicio, te ahorrás el gimnasio”. Durante la pandemia, por ser considerados “trabajadores esenciales”, debían presentarse en el club para seguir cuidando y alimentando a los caballos: “nosotros no paramos”, explicó Rodrigo quien, a su vez, destacó la presencia del gremio durante esos tiempos difíciles.
Con el incremento de ciertos costos, algunos caballos tienen entre uno y tres “dueños” que se turnan para montarlo. “Nosotros les aconsejamos a los dueños que les traigan un cubo de azúcar, una zanahoria o una manzana; también que los acaricien para que cuando los vayan a montar estén tranquilos. Siempre les digo -amplía Brian- que los mal acostumbren. Ellos los malcrían y después nosotros les damos la comida”.
Con su experiencia, Daniel, subrayó: “Nosotros estamos para limpieza, hacerle la cama, darle ración, agua... Pero acá te encariñás. Cuando llegás a la mañana y se asoman para recibirte o te relinchan cuando escuchan tu voz, es imposible no encariñarte”.
Rodrigo Monzón (Af. 251565)
Brian Pérez (Af. 300941)
Daniel García (Af. 216843)
Alexis Paz (Af. 285667)
Club Hípico del Norte pertenece al ámbito de representación de la Seccional de Zona Norte de UTEDYC.
Dirección: Cazón 380, Tigre, Buenos Aires.
Tel.: (011) 5199-1240
WhatsApp:
1151111313
Mail:
norte@utedyc.org.ar
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