17 de Noviembre | Día de la Militancia Peronista

El 17 de noviembre de 1972 quedó grabado en la historia como el día en que la voluntad de un pueblo rompió el exilio. Fue el día en que la historia argentina recuperó su pulso popular, el día en que la lealtad y la esperanza vencieron al silencio. Tras casi 18 años de proscripción, Juan Domingo Perón regresó al país acompañado por el clamor de un pueblo que nunca se rindió.

A las 11.20 de la mañana, un DC-8 de Alitalia tocó suelo argentino en Ezeiza. En ese vuelo viajaban 154 hombres y mujeres de distintas procedencias: dirigentes sindicales, gobernadores, empresarios, artistas y militantes. Todos unidos por una misma convicción: ser parte del regreso del líder de las y los trabajadores. Entre ellos, Juan Manuel Abal Medina y Juan José Rucci, símbolo eterno de la lealtad peronista, inmortalizado en aquella foto bajo la lluvia, sosteniendo un paraguas junto al General.

Mientras tanto, en los caminos y en los trenes, el pueblo se movilizaba. Miles de jóvenes, obreros y militantes avanzaban desde todos los rincones del país. No los detuvieron los gases, ni las balas, ni las órdenes. Caminaban con la fe de quien sabe que la historia le llama, con la certeza de que su marcha era más fuerte que cualquier obstáculo.

Aunque el aeropuerto estuvo cercado y Perón fue retenido por unas horas en el hotel de Ezeiza, el pueblo ya había ganado su batalla: había demostrado que la organización vence al tiempo, que la militancia vence al olvido.

Aquel regreso fue breve —sólo 29 días—, pero marcó el inicio del camino hacia su retorno definitivo en 1973. Fue la victoria del Luche y Vuelve, del pueblo sobre la proscripción, de la militancia sobre el miedo, de la esperanza sobre la oscuridad.

Por eso, cada 17 de noviembre se celebra el Día de la Militancia Peronista, en homenaje a quienes sostuvieron con cuerpo y alma el sueño de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Porque ese día no volvió solo un líder: volvió un pueblo entero a encontrarse con su destino.

En UTEDYC, reconocemos en esa historia la raíz de nuestra propia militancia sindical, la que día a día trabaja, organiza y defiende los derechos de las y los trabajadores. Porque el espíritu de aquel 17 de noviembre sigue vivo en cada compañero y compañera que, con compromiso y solidaridad, mantiene encendida la llama del movimiento.

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