El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que puede causar complicaciones graves, especialmente en niños menores de 5 años y personas con deficiencia nutricional. Se transmite por el aire y a través de superficies contaminadas, con síntomas como fiebre, tos, congestión nasal y erupciones cutáneas.
Esta enfermedad se caracteriza por fiebre alta, tos, congestión nasal, exantema, ojos llorosos o enrojecidos y, en algunos casos, la aparición de manchas blancas en la cara interna de las mejillas. Es importante destacar que, en personas con antecedente de vacunación, los síntomas pueden no manifestarse de la forma típica.
La vacunación es la herramienta más eficaz para prevenir su propagación. Por eso, se recomienda que los niños reciban una dosis de la vacuna triple viral entre los 12 meses y los 4 años, y que mayores de 5 años cuenten con al menos dos dosis o acrediten inmunidad.
Para prevenir brotes de sarampión, es importante que la mayoría de la población esté vacunada y que los casos se detecten a tiempo.
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