Publicación de la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles
Secretaría de Prensa y Propaganda Nacional
Entrevista a Jorge Neme

“Somos el principal exportador de software de Sudamérica”

Secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme, es el encargado de resolver las controversias económicas y comerciales internacionales, y es el responsable de planificar estrategias para el desarrollo de nuevos mercados. En esta entrevista, analiza la gestión anterior, explica el presente y adelanta las principales oportunidades que tiene la Argentina para salir de la crisis.

¿Con qué escenario se encontró al asumir?

Me encontré con una Secretaría dedicada de manera casi exclusiva a las negociaciones externas, llevándolas adelante de manera apresurada y sin consideración de las particularidades de nuestro sistema productivo. El manejo de las negociaciones era completamente ideológico. Se dejó en un plano muy secundario el esfuerzo por fortalecer la integración regional, que es una de las facultades explícitas de esta Secretaría. Además, los Consulados y Embajadas actuaban de manera descoordinada con Buenos Aires y estaban faltos de recursos.

La consecuencia inmediata de haber abandonado una mecánica de trabajo aceitada entre la Fundación Exportar, la Cancillería y la red de Representaciones en el Exterior fue el despilfarro de tiempo y de recursos económicos y humanos sin resultados palpables a la vista. Se tiró por la borda una experiencia de casi 30 años en materia de promoción. Para colmo, durante los cuatro años del gobierno de Macri, la propia Agencia fue cambiando sus propias prioridades y objetivos, por lo que nunca terminó de consolidar un modelo de trabajo, dejando un balance negativo en las dos tareas esenciales para las que había sido creada: atraer inversiones productivas y diversificar productos y destinos de las exportaciones.


¿Qué concepto tiene la economía mundial de la Argentina?

La Argentina es un actor de la economía mundial que, a pesar de sus vaivenes y una participación declinante en el comercio global, continúa siendo respetado y consultado por su peso específico en algunos sectores estratégicos y la potencialidad de sus recursos, en su vasta mayoría, aún no suficientemente explotados. No olvidemos que en un concierto de casi 200 naciones, la Argentina ocupa un lugar en el G-20.


En el plano del comercio internacional, ¿con qué escenario nos vamos a encontrar cuando se levante la pandemia? ¿Cuáles son las industrias más afectadas y cuáles las menos?

Todavía es muy pronto para identificar sectores ganadores y perdedores en el largo plazo. Si bien se evidencia la aceleración de algunas tendencias que ya existían, como el crecimiento exponencial del e-commerce, por mencionar un ejemplo, creo que no hay que dejarse confundir por un escenario volátil como el que estamos viviendo. No obstante, es claro que la realidad de industrias como el turismo, el real estate o los proveedores de servicios por Internet no volverán a ser la misma luego de la pandemia, por los controles que los propios estados comenzarán a implementar y las prevenciones que empresas y consumidores van a adoptar.


¿Cómo repercute la caída de la soja en el mercado internacional en una Argentina que era prácticamente dependiente de la soja?

No hay que dramatizar la caída, ni la dependencia es tal. La Argentina productiva no gira en torno a un solo producto. El complejo sojero, es cierto, representa el principal aporte de divisas por la vía del comercio exterior para nuestro país. Pero muchas otras actividades, como pueden ser servicios, la producción de las llamadas economías regionales y la industria, hacen un aporte mayor en términos de generación de empleo. Tenemos que trabajar para que la diversificación y la agregación de valor sea cada vez mayor. Por eso digo que, si miramos a la economía de manera multidimensional, la dependencia no es tal.

Desde la Secretaría, nuestro objetivo es impulsar las exportaciones de sectores con mayor agregado de valor y con mayor transformación de materia prima en nuestro país. De ese modo entendemos que la Argentina debe convertirse, ya que estábamos hablando de la soja, en un exportador de proteínas, pero con un mayor nivel de transformación. Y esto se consigue por ejemplo transformando la soja u otros granos en proteína animal.


¿Qué tan cierto es que la Argentina salió de las negociaciones del Mercosur?, como publicaron algunos medios.

La Argentina nunca salió de las negociaciones del Mercosur. Lo que sucedió a mediados de abril es que, luego de insistir varias veces a nuestros socios del bloque que entendíamos que en esta coyuntura marcada por la pandemia, con debilidad de las economías, luego de haber sellado acuerdos comerciales importantes como fueron UE y EFTA, en un escenario en que el mundo daba muestras de volver al proteccionismo, no resultaba aconsejable avanzar de modo acelerado hacia nuevos acuerdos con grandes economías como Canadá o Corea del Sur. La Argentina está presente y negociando en todos los escenarios; nunca daríamos un solo paso en contra de una política de Estado como es el Mercosur.


¿Con qué país de la región del Mercosur se puede comparar la situación comercial externa de nuestro país?

La situación comercial externa de nuestro país no es tan diferente, especialmente, de la de los socios de nuestro bloque Mercosur. Es habitual encontrar en la prensa que se destaca el contraste entre un bloque del Pacífico. El problema con ese planteo es que pasan por alto las diferentes estructuras productivas de los países. La complejidad productiva de Argentina y Brasil no puede adaptarse a un modelo de relacionamiento externo que fomenta la exportación de cuatro o cinco productos estrella, entregando al resto de la economía a la competencia abierta con el mundo, simplemente porque tenemos una industria y una integración productiva nacional que atender.


Hace unos días presentó una propuesta exportadora con eje en las economías regionales y las PyMES, ¿nos podría contar cómo sería? ¿Qué resultados saldrían a la vista a corto, mediano y largo plazo?

El plan para promover las exportaciones se basa en varias cuestiones: en las potencialidades de nuestro país, en su industria diversificada, en hacer planes que se ajusten a nuestra realidad y se mantengan en el tiempo. Es federal y con foco en PyMES, porque procura aprovechar ventajas comparativas no explotadas para la exportación que nuestro país posee en sus economías regionales, y les da, al mismo tiempo, un rol preponderante a las PyMES industriales localizadas en los grandes cinturones urbanos. La Cancillería, a través de su alrededor de 150 representaciones en el exterior, monitorea constantemente cuáles son las oportunidades para la producción argentina que se abren el mundo. Buscamos conectar esa demanda con nuestra oferta. En un trabajo conjunto y bien coordinado con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, con el Ministerio de Desarrollo Productivo y con los gobiernos provinciales; pretendemos dar a nuestras empresas las herramientas, a través de capacitación y financiamiento, para que puedan aprovechar esas oportunidades.

Sabiendo, por ejemplo, que en China se abrió una gran oportunidad para el sector porcino a causa de la mortandad que la gripe porcina causó en el rodeo chino de esta especie, estamos impulsando un proyecto que facilitará que inversores chinos apuesten a nuestro país para producir aquí carne de cerdo, que desde su concepción está pensada para ser exportada. Del mismo modo, para mencionar otro ejemplo, verificamos que para los países del Golfo Pérsico es una gran preocupación garantizar su abastecimiento alimentario y muestran, para ese fin, predisposición para asociarse o invertir en empresas en nuestro país. Estamos buscando diversas maneras de aprovechar esa oportunidad y materializarla en proyectos concretos.

La pandemia también demostró que, en la industria de productos médicos, la Argentina es seguida con enorme interés en el exterior y que ese sector en nuestro país posee una rápida capacidad de adaptación a la demanda. Los resultados de una política de promoción coherente y fuerte, en algunos sectores, pueden verse en el corto y mediano plazo.


Usted hace hincapié en que la Argentina debería interrelacionarse con el mundo de una manera distinta, ¿cuál sería y qué beneficios le traería a nuestro país?

Se trata de un esquema que genere empleo de calidad, impulsando un círculo virtuoso, que a partir del crecimiento del mercado interno atraiga inversión para nuestra región, insertándola en lo que suele llamarse “cadenas de valor global”. La clave es promover las exportaciones, generar inversión e incrementar sustancialmente el número de empresas pequeñas y medianas que exporten.

Los beneficios que la consolidación de una política exportadora traería sobre nuestra economía son múltiples, entre ellos, me gustaría destacar el de conseguir una balanza comercial positiva y sostenida en el largo plazo, generada por la fuerza del sector exportador. Y no por la debilidad de las importaciones a causa de la fuerte crisis, como ha sido hasta ahora. Ese logro implicaría la atenuación de la histórica restricción externa argentina y, por ende, el fortalecimiento en la confianza en nuestra propia moneda, lo que a su vez redundaría en la baja de la inflación.


¿Cómo repercute el comercio internacional en el ámbito local, y más precisamente a los trabajadores en general?

Además de ese beneficio de la balanza comercial positiva que nombré antes, la creación de un mercado externo sólido que complemente al mercado doméstico de una empresa termina garantizando menos fluctuaciones en el empleo nacional, porque cuando el mercado doméstico muestra debilidad, la empresa puede compensar esa situación apoyándose en sus ventas externas. Por su parte, los trabajadores de empresas exportadoras incorporan prácticas que mejoran sus capacidades laborales, a través de la adaptación de los procesos productivos a las exigencias del mercado internacional. De esa manera, se forja un trabajador profesional, capacitado, que posee mayores habilidades para su inserción en el mercado laboral. Las regiones que ganan son las regiones que exportan.


¿Cómo se hace para que haya un trabajo conjunto entre el campo y el gobierno donde los beneficiados seamos todos los argentinos?

La contraposición entre el campo y el gobierno es una construcción mediática que se ha ido instalando con el tiempo, pero resulta que cuando se analiza de cerca uno de los componentes de esa oposición, el campo, nos damos cuenta de que no existe tal cosa como “el campo”, como si fuera una entelequia unificada con un interés unívoco. Eso no existe. En todo caso, el campo argentino no debe ser visto únicamente como la producción de oleaginosas de la zona núcleo. El campo es mucho más diverso: es el sector lácteo, la miel, las carnes, las frutas de las diferentes regiones productoras. Cuando se rompe esa concepción construida artificialmente de un interés unidireccional de “el campo”, se ve que esa oposición no es tal y, por lo tanto, no hay nada que unir o juntar.


¿Cómo se hace para sacudir a la Argentina y sacarla de esa cultura pasiva en las exportaciones?

Estamos trabajando para superar una crisis de larga data. Somos el principal exportador de software de Sudamérica, tenemos la mayor cantidad de “unicornios” de la región. Eso demuestra que el espíritu emprendedor y exportador de los argentinos está intacto. La baja performance de nuestras exportaciones ha tenido más que ver con las oscilaciones de nuestra economía, con la falta de continuidad de políticas favorables para el exportador y con una cultura orientada a la especulación y a las finanzas.

Un ejemplo que toca de cerca a las tareas de la Secretaría a mi cargo: Durante el gobierno anterior se abandonó el apoyo que, a través de un valor subsidiado de participación en ferias internacionales, se brindaba históricamente a las empresas que exponían en ferias del sector nuclear y aeroespacial, debiendo empresas como INVAP o Satelogic, atravesar 4 años de dar una lucha en la arena internacional en condiciones muy desiguales a las empresas de otros países del mismo sector, que cuentan con un fuerte apoyo estatal. En esas empresas de tecnología de punta no había una cultura pasiva de las exportaciones, sino que debieron sufrir condiciones muy adversas. Con un ambiente más amigable, podrían haber prosperado y creado más puestos de trabajo de alta calidad.


Basándonos en su trayectoria y sus conocimientos, ¿alguna vez podremos vivir en una Argentina sin inflación?

La experiencia histórica demuestra que para que se consolide un proceso de baja gradual hasta la eliminación de la alta inflación, deben pasar muchos años y deben crearse condiciones de confianza en la propia moneda. Para eso, el rol de una balanza positiva de exportaciones y de comercio exterior resulta fundamental. Creo que es posible. Con el compromiso responsable del sector empresarial formador de precios, es posible.