Publicación de la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles
Año 11 - Número 37 - Agosto 2018 / Secretaría de Prensa y Propaganda Nacional
UTEDYC Y SU GENTE

La escuelita de papás

La historia de un luchador, compañero de la localidad de Salsipuedes, que apostó a recuperar la relación con su hijo a través de una solidaria propuesta deportiva.

Marcos Gómez es afiliado a UTEDYC y trabaja en el Cottolengo Don Orione (Córdoba) hace casi diez años. En esa institución, ubicada a 60 kilómetros de su hogar en Salsipuedes, opera la radio durante la mañana y realiza distintas tareas administrativas por la tarde. El esfuerzo diario y el tiempo que implica trasladarse diariamente a su puesto laboral limitan el tiempo para estar y compartir con Benjamín, su hijo de siete años.

Esa situación lo llevó a buscar la manera de fortalecer la conexión entre ellos y encontró en el deporte la respuesta para hacerlo. Por la dificultad para afrontar los gastos que conllevaba inscribirlo en una escuelita de fútbol, Marcos pensó en crear la ‘Escuelita’ en su propia casa. En septiembre de 2016 pudo concretar este proyecto, que hoy transforma la realidad de muchos otros chicos y familias.

Los primeros pasos

Para tal fin, acondicionó parte del patio de su hogar y compró conos, pelotas y una pechera. Benjamín comenzó a jugar a la pelota y a compartir la merienda con algunos chicos vecinos que se fueron acercando. La Escuelita se convirtió en un ámbito mucho más amplio, que superó la práctica del fútbol. En la entrevista con Revista 5/02, Marcos relató: “Se dieron conversaciones muy lindas que no hubieran existido sin la Escuelita. Primero hacemos una práctica de fútbol y después un ‘tercer tiempo’, donde charlamos de fútbol y de otros temas. Así empecé a enterarme de cosas de mi hijo que no sabía, como quién era su mejor amigo, qué cosas realmente le gustaban; si se llevaba bien o mal con alguien. Y también fui conociendo la vida de mis vecinitos”, cuenta con felicidad el compañero cordobés.

Esos diálogos, su fuerte vocación y empatía fueron un punto de partida para que Marcos decidiera ampliar los alcances y objetivos de la Escuelita: “Comprendí que no tenía que ser solamente mía, sino que todos los padres debían tener la posibilidad de interactuar con sus hijos y ser sus propios entrenadores”.

Actualmente, todos los papás están sumamente comprometidos y cumplen distintas funciones dentro de la Escuelita. Algunos son seguidores del deporte y otros tienen facilidad para organizar o realizar distintas tareas: “Cada uno tiene su rol y vamos rotando. Una vez que se logra algo, hacemos un agradecimiento delante de los chicos para que se sientan orgullosos de lo que ha hecho o intentado el papá”.

Desde el 7 de abril, la Escuelita de papás desarrolla formalmente sus actividades en el Club Atlético y Social de Salsipuedes. Allí asisten cada sábado dieciséis chicos, que son acompañados por su padre, madre, o cualquier miembro del grupo familiar. Está orientada a niñas y niños de entre tres y siete años para practicar actividades deportivas.

Trabajo, fraternidad y compromiso: los pilares de la Escuelita.

Marcos conoce las necesidades que atraviesan muchos de los niños que asisten y por ese motivo valora, ante todo, el ‘Tercer Tiempo’, la gratuidad del deporte y el objetivo de la Escuelita de papás: “Merendamos reconociendo que a lo mejor puede ser la última ingesta del día para el chico. Entonces les damos cereales y frutas, tratando de colaborar en ese sentido. No buscamos al próximo Messi, sino al vecino comprometido y solidario. Nuestra idea es que tenga la posibilidad de elegir lo que quiere hacer y abrirle el abanico de posibilidades a través del fútbol, de otros deportes y de distintas actividades artísticas. La idea es que se dediquen a lo que les gusta y tengan potencial”.“A nosotros nos pueden faltar plata y un montón de cosas, pero el compromiso y el trabajo no son negociables. Sé que podemos dar más, pero también tengo la satisfacción que me llevo sábado a sábado al compartir la actividad con 16 niños que tienen historias y personalidades diferentes, que se redescubren todos los días. Siento la estima de las familias y eso es lo más importante, independientemente del tiempo que uno le dedica y del esfuerzo que pone.
Prefiero que cuando mi hijo sea grande y yo ya no esté, le digan ‘tu viejo me enseñó algo a mí’ o ‘era buen tipo’. Cuando uno trabaja para el resto termina más lleno y con una felicidad que el dinero no te la puede dar”, concluyó con un semblante de orgullo y felicidad.

Así piensa Marcos Gómez, un compañero de la Unión que puso el corazón para recuperar el vínculo con Benjamín y que construyó, a través de este solidario proyecto deportivo, los cimientos para que muchos otros padres y familias de Salsipuedes puedan acercarse y acompañar a sus hijos.