Entrevista a Daniel López Rosetti
Luego de su disertación durante el Encuentro, el Doctor dialogó con 5/02 y amplió distintos conceptos sobre inteligencia emocional.
¿Qué lugar tiene la ética en el ser humano?
El cerebro también se interpreta como un cerebro ético. Es una capacidad que tiene el ser humano de decidir, balanceando lo que considera positivo o negativo en cada circunstancia. Tomar determinaciones resulta un proceso difícil porque está fuertemente ligado a las emociones y sentimientos. El cerebro ético también tiene que ver con la conducta moral del lugar donde se haya desarrollado. Su concepción ética es variable, ya que depende de la cultura o civilización que lo atraviese. La base del funcionamiento ético es la diferenciación entre el bien y el mal, de lo positivo y lo negativo, de lo que acerca y de lo aversivo. Allí nace la conducta, evolutivamente denominada ética.
¿Cómo se pueden equilibrar los sentimientos y las emociones?
Se trata de un planteo propio de la inteligencia emocional. Durante la exposición, utilicé el color negro y la metáfora del licuado para explicar el lugar que ocupan las distintas emociones en el ser humano. Si a una persona solamente se nutre de odio, más oscuro va a resultar ese licuado. Todos tenemos emociones positivas y negativas. Lo más importante es la proporción.
Hay sectores de la sociedad que plantean la necesidad de aprobación de una ley de inteligencia emocional para que se incluya como materia dentro de los colegios. Estoy hace un tiempo trabajando en esa cuestión.
En relación al estrés, ¿de qué manera influye el rango etario?
Hay muchos chicos, por ejemplo, que tienen estrés. Lo que ocurre es que no lo exteriorizan de manera verbal, sino de otras maneras: con problemas de aprendizaje y otros con molestias digestivas. Sufren estrés, pero tienen la capacidad de disminuirlo a través del juego.
¿Y cómo se manifiesta en los jubilados?
En general, depende de la historia de vida y del aprendizaje que hayan tenido. La tercera edad puede ser una de las etapas más felices de la vida, porque ya no hay expectativas de cosas nuevas sino de vivenciar. La edad hace que las personas valoren cada vez más, por ejemplo, encontrarse con sus nietos. Uno es feliz fuertemente a los veinte años porque tiene el mundo por delante. Después, uno se encuentra con la realidad. Entre los 40 y 50 está la vida. De allí en adelante, cada vez dura más lo que uno tiene y no lo que se puede conseguir.
¿Qué balance realiza de este Encuentro?
A mí me encanta lo que hago y estoy muy agradecido por haber sido convocado. Casi todo lo que hago hoy es referente a la docencia. Es algo que me apasiona. Es muy positivo que (desde el gremio) trabajen con los jubilados. Les regalaron un momento inolvidable.
