Publicación de la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles
Secretaría de Prensa y Propaganda Nacional
UTEDYC y su gente

"No sé qué sería vivir sin ser bombero"

Revista 5/02 dialogó con un comprometido bombero de la localidad cordobesa de La Falda. Conocé su historia de vida.

Vocación, humildad y solidaridad. Ésas son algunas de las palabras que mejor definen a Gabriel Molina (Af. 175210), un compañero que comenzó a construir su historia en la Asociación de Bomberos Voluntarios de La Falda hace casi cuatro décadas, y que se encuentra agrupado bajo el Convenio Colectivo de Trabajo 736/16 de UTEDYC. Primero, como bombero voluntario y, desde 1996, como Jefe de bomberos del cuartel, el compañero siempre ha dado batalla a distintas situaciones. A fines de octubre, el Concejo Deliberante de esa Ciudad lo reconoció como ciudadano ilustre.

En diálogo con el equipo de Revista 5/02, Molina narró cómo fue su llegada a la institución: “Fueron una serie de hechos casuales. Siempre cito una frase de (Albert) Einstein, que dice que ‘Dios no juega a los dados’. En sus fórmulas, solía incluir una variable cósmica, que en la actualidad nosotros atribuimos al azar. Él decía que todo estaba digitado por Dios y creo que en mi caso ocurrió algo similar. Un día del año 1982, durante la época de la Guerra de Malvinas, el marido de una tía que era bombero me pidió que lo llevara hasta el cuartel. Se encontraba el jefe de aquel momento y me preguntó: ‘¿te hago una ficha, no?’. Le dije que sí, pero sin tomar dimensión. El viernes de esa semana volvió este familiar y me dijo: ‘Vamos’. Le pregunto: ‘¿Adónde?’. ‘Al cuartel. Hoy hay reunión de bomberos’. Hice la guardia durante ese fin de semana, pensé que iba por un día y, desde aquel entonces, pasaron 38 años”.

Posteriormente, el compañero se refirió a su primer contacto con nuestra organización sindical y valoró la labor de OSPEDYC: “En un viaje de estudios durante la primaria, fui al hotel de UTEDYC en Mar del Plata. Y en cuanto a los beneficios que brinda, son muy importantes. Las mochilas y los útiles escolares, por ejemplo, son de muy buena calidad. Con mi familia, también hemos utilizado la Obra Social. Sinceramente, ha estado cada vez que la necesité. Desgraciadamente, hace tres años que vengo atravesando una enfermedad y la atención que me han brindado fue excelente”.

En la actualidad, el cuartel de La Falda cuenta con un plantel de entre 40 y 50 compañeras y compañeros con gran vocación de servicio. Para Gabriel Molina, es un aspecto fundamental: “Ser bombero es un hobbie que requiere una capacitación permanente. Para los más jóvenes es eso, porque los distrae y los saca de su entorno. Pero para nosotros también, porque, en mi caso, no sé qué sería vivir sin ser bombero. ¿Por qué nos levantamos a las tres de la mañana en invierno con cinco grados bajo cero o caminamos bajo la lluvia hacia el cuartel? Nada ni nadie lo puede explicar”.

Por otro lado, Molina se refirió a las nuevas generaciones de bomberos y remarcó la importancia de predicar con el ejemplo: “Si exijo que el resto se pare bajo la lluvia y yo no lo hago, no es lo correcto. En ocasiones, resulta difícil transmitirles valores a los jóvenes, porque fueron cambiando las mentalidades y no son los mismos parámetros que durante mi juventud. Es esencial también inculcar sentimientos como, por ejemplo, el de luchar y el de ganarle al fuego, porque eso muchas veces los entusiasma. La mayoría de las veces perdemos durante esas luchas, pero al otro día debemos regresar y volver a intentarlo. Entonces, les genera fascinación y terminan siendo fanáticos. Muchos de ellos terminan comprándose su vestimenta, calzado y linternas, y pagándose cursos, porque les gusta lo que hacen”.

En tal sentido, el compañero agregó: “Ahora hay diez aspirantes, de los cuales siete son mujeres. En el cuartel hay mujeres bomberos y una oficial bombero. Hacen exactamente las mismas tareas que los varones. Todos los aspirantes deben desear y luchar para tener una remera y un pantalón de bombero. Los últimos que han ingresado han sido muy buenos. Han trabajado muy bien y mucho”.

Luego, se refirió a los incendios que azotaron a la provincia de Córdoba durante los últimos meses y a la trascendencia del Plan de Manejo de Fuego implementado desde 2005 por el entonces Gobernador José Manuel De la Sota: “Las instituciones no tenían dinero ni vestimenta para los aspirantes y faltaba capacitación. A partir de ese momento, comenzamos a recibir aportes. Los incendios de este año fueron muy complicados y con un poder calórico muy grande. Los incendios son de todos. Cuando ocurre alguno dentro de nuestra jurisdicción, somos los jefes del incendio. Cuando crece en demasía, hay un sistema coordinado que empieza a operar. Este año trabajé solamente en los incendios de Capilla del Monte y de La Falda, porque contraje COVID-19”.

Por otra parte, detalló que, con la finalidad de evitar la propagación del virus, en el Cuartel se determinaron distintos protocolos, cupos y guardias para atender las alarmas: “Hay grupos de trabajo por turnos, durante la mañana, la tarde y la noche. Cada uno de esos equipos sale cuando tiene una alarma, no tiene que cruzarse con el otro y deben dejar todo limpio para los compañeros que siguen. Realmente funcionó, porque más allá de mí, no se contagió nadie más. Igualmente, nos estamos preparando para un posible rebrote”.

Con la humildad que lo caracteriza en cada palabra, Gabriel Molina se refirió al reconocimiento que recibió por parte del Concejo Deliberante de La Falda como ciudadano ilustre: “La verdad es que no sé si me lo merezco. Me alegró mucho que les haya agradado al resto de los bomberos y los hizo sentirse reconocidos también. Nosotros hacemos un trabajo que a veces sale bien y otras, mal. Casi ningún bombero piensa en sí mismo, pero sí en el resto de las personas. Es cierto que arriesgamos la vida en distintas circunstancias y, a veces, ocurren fallas humanas. Dentro del cuartel, también hay compañeros que combatieron en Malvinas”.

Por último, hizo especial hincapié en la formación y señaló: “Estamos en un momento muy complicado y debemos cuidarnos. La capacitación es fundamental y hay muchos cursos gratuitos sobre seguridad, primeros auxilios, quemaduras y también clases de reanimación. Esos espacios se están dando no solamente en nuestro cuartel, sino en toda la provincia”.

En el cierre de la entrevista, el Secretario General de la Seccional de Punilla, Marcelo Rodríguez, expresó: “La relación con nuestras afiliadas y afiliados es muy especial. Gabriel es un ejemplo para muchos compañeros del cuartel de La Falda. Ha transitado una enfermedad compleja en los últimos años y ha sabido luchar. Muchas veces ha dejado de lado su salud para priorizar su actividad como bombero. Eso habla de su calidad humana. Es realmente muy humilde y el reconocimiento que recibió, incluso lo incomoda. Es el primero en llegar a los focos de incendio”.

Contacto: prensaypropaganda@utedyc.org.ar