El miércoles 10 de agosto tuvo lugar la capacitación virtual sobre el tema "El cuidado en la agenda sindical". Organizado por la Secretaría de Cultura y Derechos Humanos Nacional, a cargo de la Cra. Soledad Sattler, este evento forma parte del proyecto “Incidencia para la transformación de políticas de cuidado en el sector público, privado y la comunidad en general para generar un impacto positivo en los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes” desarrollado por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ela) con apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) Argentina. El objetivo del proyecto es el de contribuir a la promoción de una organización social del cuidado más justa. Para tal fin, brinda herramientas teóricas y prácticas para que el Estado, los sindicatos, las empresas y otros actores sociales puedan analizar e implementar políticas de cuidado más equitativas.
Esta capacitación se suma a las acciones emprendidas desde 2020, cuando se lanzó el programa Fortaleciendo la agenda sindical en materia de cuidados con apoyo de la OIT. Se trata de una guía que contribuye a la sensibilización y a la capacitación de referentes/as sindicales para fortalecer herramientas vinculadas a la agenda de los cuidados. En cuanto a los objetivos más específicos, se propone que las/os participantes:
• adquieran enfoque de género y la identificación de conceptos vinculados a los cuidados, en particular el cuidado de niñas, niños y adolescentes;
• identifiquen el impacto que la actual distribución de los cuidados tiene en las desigualdades de género en el ámbito laboral y en el desarrollo y ejercicio de derechos de niñas, niños y adolescentes;
• conozcan el papel significativo que tienen los sindicatos en la actual distribución de los cuidados;
• adquieran herramientas que permitan motorizar la agenda de los cuidados en ámbitos gremiales y de negociación colectiva.
El cuidado es un trabajo
La capacitación para UTEDYC se dio a través de la modalidad virtual y estuvo a cargo de la socióloga y Magister (CLACSO) Gisela Dohm, investigadora del ela. La convocatoria tuvo una gran repercusión, con más de 150 participantes de todo el país. En una dinámica presentación, se promovió el diálogo y el intercambio con la audiencia. En primer lugar, se abordó la significación de la palabra “cuidado” a través del recurso denominado mint: Una lluvia de palabras asociadas al concepto de “cuidado” cubrió la pantalla compartida: protección, atención, amor, contención, empatía, involucramiento, escucha, observación, acompañamiento, prevención, tener en cuenta… fueron algunas de las propuestas por el público.
Es que esta primera parte de la presentación estaba referida, precisamente, a los conceptos generales sobre el cuidado. Es decir, buscaba responder a la pregunta sobre ¿Qué entendemos por cuidado y cómo se cuida en Argentina? De ese modo se facilitó una reflexión que tuvo como punto de partida una experiencia personal, la cual, sin ser necesariamente pronunciada, se volcó en cada una de las palabras sugeridas.
Entre las definiciones explicadas por Gisela Dohm, se incluyó lo siguiente:
Cuidar implica dedicar tiempo, energía vital y dinero. Hay componentes físicos, condiciones fisiológicas (alimentación, salud, higiene personal, descanso); componentes simbólicos (lo afectivo y emocional), y hay un componente económico.
Estas definiciones constituyeron el primer paso para una toma de conciencia sobre el tema, para luego detenernos en una de las cuestiones clave: La intersección entre desigualdades de género y socioeconómicas.
A través de diapositivas con estadísticas, gráficos e imágenes alusivas, y dos videos cortos, la investigadora mostró cómo las tareas de cuidado en nuestra sociedad están mayormente a cargo de mujeres. Desempeñadas, por lo general, en los ámbitos doméstico, y dentro de lo laboral, en áreas como la salud y la educación, además del empleo en casas particulares, son las mujeres quienes llevan adelante los cuidados de niñas/os, adolescentes y adultas/os mayores.
La pobreza tiene cara de mujer
En el ámbito doméstico, además, estas tareas no son remuneradas: 76% a cargo de mujeres contra 24% de varones. Como se comprueba en las estadísticas, hay un desequilibrio en la asignación social de tareas y roles según el género. Culturalmente, se ha estipulado que los varones deben asumir una función activa en el sector productivo, mientras que en las mujeres se prioriza la función reproductiva; así como los ámbitos “naturales” se dividían entre lo público (para los varones) y lo privado (para las mujeres). Mientras se espera que los hombres sean el sostén económico del hogar y cargan con la mayor responsabilidad por tener un trabajo remunerado, se espera que las mujeres sean quienes aseguren el bienestar y el cuidado de sus familias.
Este desequilibrio es visto como una crisis del cuidado por la cual se penaliza a las mujeres a cargo de los cuidados en tanto éstas tienen menos autonomía, peor calidad de vida y sufren desigualdades sociales y económicas. Esta crisis se evidenció y potenció durante la pandemia del Covid-19. Al dedicar su tiempo y su energía vital, así como sus recursos económicos en caso de que no sean provistos por el Estado o por sus empleadores, las mujeres que cuidan tienen menor participación social y política, y en el ámbito laboral, sufren también la brecha con respecto a los varones en términos de desempeño y de ganancias. En ese sentido, las mujeres están más expuestas al desempleo y a la subocupación.
Es indispensable democratizar la organización social del cuidado (OSC) ya que el cuidado es necesario para la existencia, la reproducción de las sociedades y la fuerza de trabajo (OIT, 2019). La economía depende del trabajo de cuidado para sobrevivir y prosperar.
¿Qué hacer? ¿Cómo transformar esta distribución para que sea más equitativa?
Es imprescindible que haya políticas públicas que promuevan la igualdad. El ámbito del trabajo es clave para facilitar la conciliación entre responsabilidades familiares y laborales y la co-responsabilidad de los cuidados entre varones y mujeres.
El rol de los sindicatos
Además de las políticas públicas que dependen del Estado, otros actores entran en juego en el ámbito laboral, como las empresas y los sindicatos. Éstos también pueden ser agentes de transformación y de promoción de la igualdad de género. En estos sectores se pueden implementar políticas de cuidado relativas al tiempo, al dinero y a los servicios para cuidar. Una instancia fundamental es la de los convenios colectivos en los que muchos sindicatos -como los obtenidos por UTEDYC- ya han avanzado en este sentido, incluyendo en sus cláusulas mayores licencias para la maternidad, la paternidad y la adopción. Una de las estrategias fue la de incorporar mujeres en los espacios de representación paritaria. Es imprescindible instalar la perspectiva de género en las negociaciones para aportar una mirada diferencial. Quienes lo hagan, comprobarán que la igualdad de género genera un impacto positivo en múltiples aspectos:
• Contribuye a una mayor igualdad de género en el ámbito sindical y laboral
• Mejora la conciliación entre la vida familiar-laboral y alivia las presiones y ansiedad que genera la gestión de los cuidados
• Aporta al sistema económico y social para construir una sociedad más justa en términos de ingreso y de género.
UTEDYC es un gremio que ha demostrado esta mirada diferencial desde hace varios años en múltiples acciones, como encuentros de mujeres y capacitaciones, en la ampliación de derechos que se procura en cada negociación colectiva.
Soledad Sattler, Secretaria de Cultura y DDHH Nacional
La Secretaria de Cultura y Derechos Humanos Nacional, Soledad Sattler, expresó que el objetivo de su trabajo es coherente con el que tiene UTEDYC a nivel nacional, demostrado a través de la gestión de Carlos Bonjour: “Hay que buscar y generar las condiciones de mayor equidad, de mayor igualdad y de respeto por los Derechos Humanos”. La dirigente destacó como concepto rector “el respeto por los Derechos Humanos con la mirada puesta en la igualdad de género, en las diversidades. En el plano personal, me interesa visibilizar a las consideradas minorías de otros sectores, no solamente a las relacionadas con el género”.
Resaltando la prioridad otorgada a la perspectiva federal y a la interrelación entre las seccionales como la base para concretar los objetivos propuestos, Sattler refirió: “Desde la Secretaría hemos conformado un grupo de sesenta referentes donde intercambiamos visiones y opiniones”. En la misma línea, destacó el respaldo y la participación de una organización sindical comprometida como es UTEDYC.
En relación con la violencia de género y laboral, la Secretaria subrayó el rol precursor del gremio en adherir y difundir el Convenio 190 de la OIT y su posterior ratificación. “En el 190 tenemos un faro. Es un convenio muy abarcativo, aunque todavía está pendiente la ley. Estamos trabajando para poder reforzar los resortes que habiliten un trabajo en condiciones concretas de igualdad y sin violencia”.
La actual Secretaria de Cultura y Derechos Humanos Nacional preponderó la capacitación como eje para trabajar la igualdad y la no violencia: “Me interesa que las y los compañeros tengan acceso a la capacitación, que tengan la motivación de formarse y funcionar como difusores de esa amplitud y profundización de conciencia que uno hace cuando desarrolla mayor claridad en ciertos conceptos”.
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