Publicación de la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles
Secretaría de Prensa y Propaganda Nacional
Entrevista a Alba Rueda

“La militancia me permitió comprender el mundo”

Alba Rueda se convirtió en la primera mujer trans en ocupar un cargo público en la Argentina. En diálogo con 5/02, la Subsecretaria de Políticas de Diversidad hizo un repaso de su carrera como militante, sus luchas inagotables por los derechos de las travestis y trans. Remarcó las políticas que se están llevando a cabo contra la violencia de género durante la pandemia y adelantó los ejes principales que abordará el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad.

Pensante. Pujante. Locuaz. Alba Rueda -nombre elegido por ella desde los 16 años- pasará a la historia como la primera mujer trans en ocupar un cargo público en Argentina. Pero durante su cursada académica en la Universidad de Buenos Aires, padeció violencia y discriminación por parte de algunos docentes que rechazaban el reconocimiento de su identidad. Lejos de amedrentarse, ante estos embates, se sumó a la militancia acompañando a las mujeres del hotel Gondolín, donde residen muchas compañeras travestis y trans que migran de sus provincias de origen a fin de residir en la Ciudad de Buenos Aires, para encontrar ahí un espacio de comunidad. Luego de algunos años, como consecuencia de su activa participación en las diferentes manifestaciones, se convirtió en una de las militantes trans más reconocidas en los espacios feministas y de los movimientos LTGB.


¿Qué importancia tuvo y tiene la militancia en su vida?

Empecé a militar estando en la facultad, mientras estudiaba Filosofía. Si bien yo tenía una formación académica al respecto, fue a través de la militancia que pude comprender las cuestiones vinculadas a nuestros saberes sociales, sobre cuál era la situación de violencia de género en la Argentina, cómo se estaba pensando el patriarcado y cuestiones que hacían a las teorías feministas; en definitiva, comprender el mundo.  


Pertenece a un Ministerio que nació desde la lucha y de “conquistar la calle” …

Sí, este Ministerio es resultado de un tipo de movilización social por parte de las mujeres, por parte de las disidencias sexuales, por parte de las diversidades sexuales en un sentido más amplio y es parte de un espacio feminista, transfeminista popular, pero también latinoamericano. Me parece que ahí está la clave para comprender qué es lo que también se espera: ocuparnos de las agendas sociales con índices vinculados a los femicidios, a la violencia de género, a los travesticidios y a los transfemicidios; conocer qué ocurre con la promoción de derechos, principalmente después del matrimonio igualitario, con las personas que no son masculinos ni femeninos, sino que fluyen en una posición que está en los dos extremos, en definitiva, les no binaries. Toda nuestra agenda está vinculada con los movimientos sociales. A mí me identifican, justamente, por venir de las organizaciones sociales, por ser parte de una demanda social y colectiva que tiene que ver con el cupo laboral en Argentina, que tiene que ver con La Ley de Identidad de Género; por pensar y abrazar a nuestras hermanas que están privadas de la libertad, por estar pensando en los travesticidios, especialmente por el juicio por Diana Sacayán, por las marchas contra los travesticidios y nuestro encuentro plurinacional de mujeres, travestis, trans, transexuales, no binaries, bisexuales, que nos indican por qué estamos donde estamos.


Nombraba la ley de cupo laboral Trans, ¿cómo hizo para que una ley que hace dos años no se hablaba, hoy esté en la agenda de debate del Senado?

Responde a convicciones de muches compañeres que están hoy en el gobierno, que hablaron sobre la inclusión de personas travestis y trans dentro de sus agendas laborales, y porque nos parece fundamental que el acceso al trabajo se considere dentro del encuadre de las situaciones de violencia estructural que vive la población travesti – trans. Además de ser una respuesta integral a los planteos que responden a la integridad de derechos, tener empleo también significa tener una obra social, tener aportes jubilatorios, tener un sueldo. Hay un encuadre conexo. Es en definitiva, el cambio cultural de que se ponga en valor la capacidad laboral de las personas trans.


¿Cuál es la principal demanda que surge de “la calle” que debe oír este Ministerio?

Lo que se está pidiendo no es que el Ministerio lleve adelante un debate epistémico, sobre las disidencias, sino que se posicione en ese debate frente a los saberes sociales y populares que residen en los sectores sociales. Nos debemos un profundo debate que hacen a las culturas previas a la colonización; debemos lograr que las políticas públicas lleguen a la textura de nuestros pueblos. Y esto tiene que ver con los recorridos de nuestros pueblos originarios, de las personas afrodescendientes, de las personas migrantes, de las personas que están excluidas dentro de nuestros ámbitos sociales por tipos de violencia que se entienden en la medida en que se comprenda no solamente las lógicas del patriarcado, sino cómo funcionan las intersecciones de exclusión para nuestras sociedades.


¿Cuáles son los principales objetivos de este Ministerio?

Para nosotras, principalmente, es reconocer en la textura de la diversidad sexual como un sujeto político, cómo es el travesti-trans que vive una violencia estructural. Tenemos la misión de articular profundamente con otros ministerios. Por ejemplo, la ley de cupo laboral que permite generar una acción afirmativa por parte del Estado; es fundamental para nosotras poder describir la vida de las personas travestis y trans, como así también es una herramienta para transformar la exclusión con la inclusión. Otro de los ejes que trabajaremos es la salud sexual y reproductiva en clave del LGBT, poder pensar que el RUAGA (Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos) también adopte criterios de visibilidad y reconocimiento para las familias diversas. No tiene que ver sólo con la adopción, sino también con estándares e indicadores que permitan asegurarnos que no haya criterios discriminatorios al momento de poder asumir la responsabilidad de la crianza de les niñes en Argentina. En este punto, nosotras estamos trabajando en la pregunta por identidad de género para el próximo CENSO 2020, para quienes quieran declararle al Estado la visibilidad de sus familias y de su identidad. Ahí tenemos una misión que cumplir, que es la promoción de ese CENSO como una primera experiencia en Argentina que levanta los ejes de la identidad de género. Otro de los ejes que vamos a abordar en la transversalidad de los ministerios es la cuestión de las identidades no binaries.


En temas vinculados a la diversidad de género ha habido cambios positivos, consecuencia de la militancia y la conquista de la calle. ¿Qué falta por hacer?

Todo. Materializar todo. Yo creo que hubo un recorrido que hay que transformar. Las manifestaciones son aspectos declarativos, son compromisos, son aspectos sociales que se dicen en el plano del discurso. Creo que lo que nos falta es poder generar políticas públicas federales que permitan una ciudadanía nacional mucho más integrada. Por supuesto esto va a llevar varias generaciones, porque las transformaciones genuinas y reales tienen otro tiempo social. Pero, sin duda, se inician con decisiones.


En el plano sindical, ¿cuál tu visión con respecto a las políticas de género que existen en los gremios?

Vamos a generar una mesa de diálogo, un primer encuentro con los sindicatos y tiene que ver con recibir -del mismo modo en que dijimos de las organizaciones sociales- otro actor político como son los espacios sindicales. Lo primero que hay que hacer es escuchar. Nadie viene sabiéndolo todo, ni pretendemos tener la clave del éxito. Lo que pretendemos es asumir el compromiso y marcar las agendas sociales con los reclamos históricos. Nuestra propuesta política es enorme frente a los últimos cuatro años, simplemente por escuchar.


Como Subsecretaria dentro del Ministerio de Mujeres, género y diversidad, queríamos consultarte si se ha incrementado la violencia de género dentro del hogar durante la cuarentena.

En líneas generales siguió con la misma constancia; es uno de los delitos que se mantuvo durante la cuarentena. Con lo cual es una línea crítica muy grave, que nos generó una enorme responsabilidad cuando ingresamos a trabajar dentro del Ministerio. En virtud de todo esto, el 3 de julio se presentó un "Plan Nacional de Acción Contra las Violencias". El encuadre de la lucha contra las violencias es un planteo robusto en clave de políticas públicas integrales. Nos interesa de la batalla contra las violencias tengan que ver, en primera instancia, con un cambio de paradigma de lo que se estaba haciendo en Argentina. Uno de esos aspectos que me toca desde la Subsecretaría de Política y Diversidad es que no se considere la perspectiva “cis” o “héterocis” (de este lado del género), sino desde una perspectiva de la diversidad sexual. Para nosotras es un cambio enorme de paradigma porque las personas LGBT no teníamos eco dentro de la línea 144 o del INAM. La perspectiva de diversidad fue siempre muy reducida o nula. En este Plan Nacional de Acción Contra las Violencias se puede ver el compromiso y el carácter que tiene para nuestro gobierno trabajar con la perspectiva de la diversidad dentro de los compromisos del plan nacional de acción contra las violencias. Para nosotras en una agenda prioritaria que nos compromete a través de todas las líneas de políticas públicas que estamos pensando en esta clave; la transversalidad de estas políticas públicas en los cambios culturales tiene mucho que ver con este paradigma de la violencia que no implique como una violencia contra las mujeres, sino también poder darle textura y que estos cuerpos castigados por el patriarcado tienen que ver con la disidencia sexual y ahí entran muchas de las violencias que vivimos. Entre otras cuestiones, otro de los ejes que refería con anterioridad, tiene que ver con la violencia extrema y el reconocimiento del travesticidio y transfemicidio como parte de nuestras agendas.


¿Cuál es su opinión y cuál es la posición del Ministerio con respecto a las declaraciones del Fiscal de Chubut al considerar la violación en manada un “desahogo sexual”?

Me parece muy importante la visibilidad que ha tenido este hecho. Hay una alerta social y una preocupación de la sociedad muy fuerte sobre los modos en que se viven las agresiones y las violencias físicas y emocionales, como también la tipificación del abuso dentro de las alertas vinculadas a niñas y jóvenes. Nuestras sociedades están mucho más atentas a este tipo de violencias como también a las violencias simbólicas que se dan como consecuencia de este tipo de categorías. Desde mi lugar de Subsecretaria de Género y Diversidad, reconozco que hay un laburo enorme para hacer en el ámbito de la justicia sobre los cuerpos travestis y trans. La traducción de esos dichos para la comunidad LGBT son igualmente preocupantes; hay muchas lecturas que tienen que ver con una perspectiva de interpretación que a veces se da en dichos del personal que está en la justicia, pero también se da en las ciencias auxiliares a la justicia como la psicología o la ciencia forense que analiza a través de una concepción binaria la clave de la “diferencia sexual”. La violencia en la justicia tiene una tradición binaria, héteropatriarcal, que se traduce en la parte administrativa, como pueden ser los formularios de ingreso, como así también en el quehacer de aquellos saberes que se asientan los aspectos de implicancia de tener estas ciencias como auxiliares a los fallos y a los jueces. Evidentemente, para que esas expresiones tengan eco en esos expedientes, tiene que ver con un asentamiento cultural dentro de esas prácticas institucionales.


¿Cómo analiza a los sindicatos en la actualidad?

Me parece que en términos del LGBT desde la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género hubo un corrimiento de lo que eran las lógicas sindicales. Debo decir que la creación de espacios de mujeres en el sindicato me parece auspicioso. Sin embargo, hay que luchar para que ése no sea el modo de estandarizar los reclamos dentro de los espacios sindicales, sino que se transversalice una agenda sindical que involucre a las trabajadoras de todos los ámbitos.


¿Alguna vez pensó o soñó que tendría un rol importante dentro de un ministerio?

No. Ni lo rosqueé (risas). La verdad es que estuve tan sorprendida como todos. Yo soy una activista social, me reconocí y me predije siempre. Mi rol tiene que ver con responsabilidades profundas y con las directrices de materialidad democrática; por eso traigo tanto estos ejes de institucionalidad que me transforman y que me hacen crecer. Soy consciente de esa responsabilidad y la verdad es que estar a la altura de las circunstancias no solo depende de mí, sino también de otros aspectos. De poder llevar una reflexión a través de, por ejemplo, la Ley Micaela sobre el rol y la responsabilidad que tenemos les trabajadores del Estado frente a nuestra ciudadanía, a quiénes incluimos, a quiénes excluimos; qué perspectivas adoptamos en el modo en que se traduzca la ESI (Educación Sexual Integral) en Argentina; depende de las becas del Ministerio de Educación; depende del reconocimiento de nuestras identidades no binaries en el Ministerio del Interior. Entonces trabajo para todo eso.