"Liderazgo y pandemia."
Dentro del ciclo UTEDYC en vivo, El jueves 7 de mayo Agustina Grigera, Licenciada en Ciencias Políticas y Magíster en Comunicación política e institucional, conversó con las/os afiliadas/os sobre el tema “Liderazgo y pandemia”.
“El liderazgo se construye y se ejerce”; “es un traje a medida para que la persona saque lo mejor de sí”, define Agustina Grigera, al tiempo que explica su propia tarea como consultora: ayudar a una persona que quiere ser líder o lideresa a encontrar su propia medida, a descubrir sus talentos y potencialidades.
Con la convicción de que un líder se hace, toma distancia de las concepciones esencialistas; es decir, las que sostienen que “se nace” líder, o de que sólo pueden ser líderes quienes tienen un don o una personalidad carismática. Si bien el carisma contribuye a la aceptación o a una primera aproximación empática, si no se ejerce honestamente y con el sustento de una genuina gestión, el poder de ese líder o lideresa no perdura en el tiempo. En este sentido, Grigera refiere que son los jóvenes –los millenials y centenials- quienes están más alertas para descubrir a los líderes “tuneados”, es decir, aquellos que no son auténticos pues sus discursos están guionados.
Otra diferencia que la especialista marca, comparando las distintas generaciones, es que las y los jóvenes desconfían de los liderazgos verticales, y que actualmente se promueve la transversalidad y el trabajo en equipo. De hecho, no se espera que la persona que lidera sepa todo o nunca se equivoque. Los nuevos líderes tienen que tener resistencia a la frustración. Deben formarse, pero también están acompañados por asesores y especialistas. En cambio, sí se espera que el líder o lideresa sea capaz de tomar decisiones y fundamentalmente, que lleve adelante una gestión con honestidad. También se espera que se haga responsable por las acciones que ejerce.
Los nuevos escenarios en esta sociedad tan compleja requieren que los líderes y lideresas tomen medidas innovadoras y creativas, y den respuestas que tengan el respaldo de la organización.
En este punto, resaltó el papel de las nuevas tecnologías en la comunicación, como herramientas poderosas, siempre y cuando se sostengan en lo que el historiador Pierre Rosanvallon denominó el “hablar veraz”: es fundamental que aquello que se comunica no se despegue de la realidad y que prevalezca la escucha por sobre el habla.
El liderazgo se entrena:
Grigera distinguió tres andariveles para trabajar el propio liderazgo: es preciso tener en cuenta el escenario (no es lo mismo una época de bonanza o de crisis, un régimen dictatorial o democrático); la sociedad (temas e intereses) y el estilo y personalidad de cada persona que pretende ser líder. En este punto, la consultora comentó que hay personas más conscientes de sus habilidades que otras, y que “lo que le pasa al líder con el poder determina lo que le pasa con la organización”.
En cuanto a los líderes gremiales, destacó la importancia del territorio para ejercer el poder. La comunicación virtual refuerza, potencia, la gestión. Pero la acción y presencia territorial es irremplazable. “Un líder sindical que escucha, que se forma, que se rodea de un equipo de trabajo, que es capaz de innovar, que gestiona y resuelve los problemas, tiene un liderazgo que se consolida”.
En tiempos de pandemia:
Las grandes crisis sacan a la luz lo mejor y lo peor de los líderes. La pandemia constituye una crisis mundial, que al estar relacionada con la salud de la población, moviliza en la gente el terror o pánico a la muerte. Esto nos excede como sociedad y excede lo que un líder pueda hacer en forma individual. Por ello, requiere tanto la presencia del Estado como de la acción colectiva. “El mundo que viene va a necesitar de todos”, afirma Grigera. No es un buen momento para las divisiones ni las grietas. La pandemia requiere de líderes “adultos”, honestos y responsables, que sepan gestionar y trabajen en equipo con integrantes de distintas generaciones: jóvenes alertas y mayores con experiencia.