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Mónica Sladogna en #UTEDYCenVIVO

"El trabajo del futuro y el Covid-19: el desafío sindical"

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El tercer encuentro del ciclo #UTEDYCenVivo tuvo lugar el 20 de mayo y estuvo a cargo de la Lic. Mónica Sladogna, docente de la Carrera de Relaciones de Trabajo en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la UMET y Directora de proyectos sindicales vinculados a los cambios en el mercado de trabajo de la Fundación Friedrich Ebert. Su trayectoria en la gestión pública incluye su actividad tanto en el Ministerio de Educación como en el de Trabajo (2006-2015); ha tenido actuación en organismos internacionales, entre otros, la Oficina Argentina de la OIT. Es asesora de organizaciones sindicales en temas de reconversión productiva y participación de mujeres, formación profesional y su impacto en la representación sindical, desarrollo y diseño de sistemas de formación técnico profesional y formación continua. Investiga y publica trabajos académicos sobre innovación tecnológica y organizacional, competencias laborales, género y mercado del trabajo, y sobre formación de inspectores del trabajo. Su trayectoria es conocida en Argentina y en otros países de la región. Ha participado en varios eventos y jornadas de capacitación en nuestro gremio en años anteriores. Como dijo el Secretario Gremial Nacional Jorge Ramos, a cargo de su presentación, Mónica Sladogna es una gran profesional y una gran formadora.

En esta ocasión, Sladogna expuso sobre el desafío sindical en el contexto de pandemia y sobre los cambios en el mundo del trabajo que conlleva esta nueva experiencia que estamos atravesando a nivel global. He aquí los contenidos principales de su disertación:

Estamos viviendo tiempos excepcionales a nivel mundial. El impacto del COVID-19 no trajo cosas nuevas sino que amplió a otros sectores de actividad, profundizó fenómenos que ya se venían dando, y fundamentalmente, aceleró procesos.

Hablar del futuro del trabajo resulta una falacia; nadie lo puede predecir. El futuro del trabajo dejó de ser un desafío, una esperanza y una mejora de un proceso de inclusión social y se convirtió en una amenaza. La OIT pronosticó que va a haber más de cien millones de desempleados.

El otro fenómeno que ya se venía dando pero se profundizó es el de la desigualdad (de género, etaria, de las calificaciones). Esta situación del COVID, sumada a la desigualdad, genera condiciones que en vez de desafiarnos a pensar el futuro, nos paralizan. El futuro no está escrito; los cambios ya existían, quizás, en menor medida, y más segmentados; teníamos poca posibilidad de verlos y analizarlos. Sin embargo, hay que prestarles más atención a estos fenómenos. Aunque volvamos mejores, no volveremos de la misma forma. Este tema nos obliga a mirar el pasado con más distancia; no dejarlo en el olvido, pero tampoco podemos vivir del pasado. El desafío es vivir intensamente este presente, analizarlo, cuestionarlo e intervenir sobre él para construir el trabajo del futuro. Es una construcción que tenemos pendiente con un horizonte con altos niveles de incertidumbre. Vale la pena aceptar este desafío.

Cambios tecnológicos y representación laboral

En su libro El taller y el cronómetro Benjamín Coriat explica los momentos de transformación de los procesos productivos y su impacto en las sociedades. Específicamente, analiza el pasaje del artesanado y los gremios al proceso de producción taylorista, la aparición de trabajadoras y trabajadores especializados, y la aparición de los sindicatos como instancias de representación idónea de este tipo de trabajadores. Coriat concluye que los cambios en la composición técnica de la clase trabajadora (del oficio al obrero especializado) impactan en las formas de representación. En este momento, hay un aceleramiento de este proceso de cambio en la composición técnica de la clase trabajadora. Hay que analizar qué fenómenos están interviniendo. No podemos hacer generalizaciones pues no es igual para todas/os las/os trabajadoras/es. Hay que iniciar un espacio de reflexión para ver de qué manera y en qué circunstancia afectan estos distintos fenómenos.

Dos líneas: tecnología y la tercerización

En el aceleramiento actual inciden dos factores: la tecnología (desde las comunicaciones hasta la robotización, pasando por la inteligencia artificial) y la tercerización.

La pandemia intensificó el trabajo domiciliario, llamado home office o teletrabajo. Estos cambios inciden en la subjetividad. ¿Qué significa el home office en la vida de las personas? No afecta del mismo modo a todas/os. Pero sí afecta como proceso de desterritorialización. Se da una ruptura del espacio de trabajo, que no está dada sólo por el lugar sino también por el tiempo. Cuando antes había un tiempo medido en jornada laboral (de lunes a viernes, entre 6 u 8 horas), ahora se trabaja con una carga horaria más extensa y más intensa. Se da una desorganización del tiempo y cambian los lazos sociales del entorno laboral.

Identidad y solidaridad

Estos fenómenos tecnológicos y organizacionales ya venían generando algunas secuelas en quienes trabajaban; creíamos que eran problemas menores, de clase (media/alta). Esto empeoró con el COVID. Estos cambios afectan a la subjetividad: ¿Cómo me siento? ¿Qué sentido tiene para mí ir al trabajo? No es lo mismo para el joven, para la mujer, etc. Hay que pensar en qué pasa con estos cambios.

Hoy predominan otras identidades más que las laborales. Las mujeres, con sus luchas colectivas, han construido su identidad por fuera del ámbito laboral. Otra identidad es la del consumidor/a. Todes somos consumidores.

¿Cómo afectan las identidades fragmentadas a las relaciones laborales? Si cada una/o tiene intereses diferentes y aislados, habrá problemas de solidaridad. Y la identidad y la solidaridad que son los dos pilares del sindicalismo, están agrietados. Pues todo lo que formaba parte de un colectivo, ya no lo es. Por ello los gremios atraviesan una etapa de aprendizaje. Deben abordar esta nueva realidad en la que el trabajador está integrado, mediante una conciencia falsificada, a los intereses de sus empleadores.

A este aspecto problemático se suma el hecho de que en la actualidad se está generando una sociedad de datos. Preocupa el uso de los datos biométricos y de la inteligencia artificial aplicado a los trabajadores. A través de diversos modos, que incluyen las encuestas de satisfacción post venta, se evalúa el trabajo de los empleados y la calidad del servicio. Incluso uno mismo, a través de las redes, proporciona información personal que puede ser utilizada.

Mónica Sladogna no cree en el determinismo tecnológico ni biológico de la pandemia. La desigualdad no es un fenómeno propio de la naturaleza, sino que es producto de decisiones políticas. Es una decisión del gobierno nacional proteger a la población y no a la economía. Si eso es posible a nivel del Estado, también en el ámbito sindical es posible tomar decisiones y poner en práctica mecanismos para afrontar la situación actual. Es importante establecer dispositivos de consultas para saber cómo están atravesando este proceso las/os trabajadoras/es. Obtener esa información va a contribuir a reconstruir las relaciones sociales en el trabajo. Y esa reconstrucción es lo que nos va a permitir salir de este momento histórico que nos toca vivir.