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Fernando 'Chino' Navarro en #UTEDYCenVIVO

"La política en emergencia y la articulación entre los poderes constitucionales."

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El miércoles 8 de julio, el actual Secretario de Relaciones Políticas y Parlamentarias del Gobierno, Fernando “Chino” Navarro, conversó con afiladas y afiliados del gremio sobre la situación actual política y económica.

Presentación: Conocido popularmente como “El Chino”, Luis Fernando Navarro es abogado por la Universidad del Salvador. Militante desde la juventud, fue concejal por el Partido Justicialista en Lomas de Zamora entre 1989 y 1997. A partir del 2000, acompañó a Néstor Kirchner y formó parte del Frente para la Victoria. Ocupó diferentes cargos públicos, tanto en el ámbito legislativo de la Provincia de Buenos Aires como en Nación. En su larga trayectoria política, impulsó leyes en distintos temas, tales como defensa al consumidor, prevención en drogadicción, seguridad y derechos humanos. Forma parte de la conducción nacional del Movimiento Evita, organización que integra el CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) y preside IJOVENES, Instituto de Investigación sobre Jóvenes, Violencia y Adicciones, que depende de Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. Desde allí se impulsaron distintas investigaciones publicadas, en 2017, en el libro Dársela en la pera. Violencia y adicciones en la Provincia de Buenos Aires.
Charla: “Que haya sintonía”, podría haber sido el título de esta disertación, pues ése es, en última instancia, el sentido de la segunda parte del título central: la articulación entre los poderes constitucionales. Una articulación que, en realidad, se hace extensiva a los poderes en general, a los que ejerce el gobierno y al de la oposición también. En varios momentos de la exposición, Navarro insistió en esta idea con diferentes sinónimos o variantes: sintonía, articulación, consenso, acuerdo, solidaridad. He aquí el contenido de su disertación:
Es necesario crear puentes tempranos; no ver al otro como un enemigo, sino como un adversario político. Esta acción nos permitirá instalar mecanismos de consenso, de acuerdo, de diálogo, porque la gravedad de la crisis argentina puede ser peor si se la aborda desde el enfrentamiento y la confrontación. No se trata de una unidad nacional con los sectores que no comparten la política del movimiento nacional y popular, del movimiento obrero, del peronismo y del Frente de Todos, sino de un acuerdo que derive en el diseño de una Argentina diferente, con objetivos claros, que apunten al bien común, a la equidad y a la Justicia Social.

Navarro se remontó a la historia argentina, desde la Revolución de Mayo, para mostrar ejemplos de divisiones que fueron decisivas, tales como las que enfrentaron a unitarios y federales. De ahí la importancia de crear consenso.

En alusión a la actual pandemia, recordó como antecedente la crisis mundial del 29, cuando Hipólito Yrigoyen gobernaba nuestro país. Fue un cambio estructural en el mundo que provocó hambre y desempleo. Si bien Argentina comenzaba a prefigurarse de otra manera, el Golpe de Estado perpetrado por el teniente general J. F. Uriburu en 1930 interrumpió el proceso democrático anterior.

En el aspecto económico señaló que durante la Segunda Guerra Mundial Argentina se valió de la sustitución de importaciones. Y fue en esa década, la del 40, cuando surge como actor político y social el trabajador. Actor que el General Perón ordenó a través de la construcción de un movimiento inédito: el movimiento obrero. En esa década se organizaron también los sindicatos, como UTEDYC, de un modo en que no existían en otros lugares del mundo. Y le brindan posibilidades de acceso a los sectores populares que antes eran inimaginables. Si bien durante las décadas siguientes no hubo un consenso para que la democracia fuese el sistema político, ya que se sucedieron los golpes y el peronismo fue proscripto, los trabajadores continuaron siendo actores de un modelo económico: el capitalismo distributivo. Es decir que los resultados positivos de la producción llegaban, en parte, a los sectores del trabajo.

Más adelante, en cambio, con la aparición de los petrodólares, la renta financiera desplazó a la productiva y se volvió hegemónica. Desde la asunción de Raúl Alfonsín, a fines del 83, se consolidó el sistema democrático pero en lo económico se perdió el rumbo. Ninguno de los gobiernos posteriores logró un consenso que sacara a flote al país.

Actualmente hay datos que no podemos ocultar y nos tenemos que hacer cargo: La pobreza en el año 74 era del 6 o 7 %. Luego de la pandemia, vamos a alcanzar un 55%. Tenemos un 40% de trabajadores informales. Es inentendible que produzcamos alimentos para 400 millones de personas y cientos de miles de familias coman en ollas populares. El peronismo estuvo siempre sostenido por la clase trabajadora. Pero en los 70 los gremios que conformaban las columnas más poderosas pertenecían a las áreas de la producción (UOM-SMATA). Hoy, si bien hay gremios como UTEDYC que alientan la participación y del debate, la mayor parte de los gremios pertenecen a los sectores de servicios, lo que conduce a la fragmentación del mundo del trabajo. Antes al hijo del trabajador le iba mejor que a su padre. Ahora, priman la incertidumbre y el individualismo. Es muy difícil construir política, que haya acuerdos básicos.

Que los que más tienen sepan que tienen que poner más que los que no tienen. Eso es Justicia Social.

Un estudio de la UCA explica que se puede reconstruir el país en 5 años. Para ello es necesario articular un acuerdo con el sector productivo del campo. Tenemos que entender por qué se enojan; tenemos que buscar la forma de que les vaya bien a ellos para que nos vaya bien a todos. Aunque no voten como nosotros. Si no duplicamos lo que exportamos en términos agropecuarios, que es uno de los instrumentos que tenemos para que ingresen divisas, difícilmente tengamos destino.

Deben desarrollarse planes estratégicos y articular con la mayoría de hombres y mujeres de la Nación. Perón fue Perón y Evita fue Evita porque había un pueblo organizado en la calle. No había viandas. Ahora la gente no cree en la política. Los que somos Gobierno tenemos la responsabilidad de resolverle los problemas a la gente. Un país se ordena con trabajo, no con planes. Los planes deben ser de emergencia. Después de la pandemia, tenemos que realizar un gran plan de obra pública intensivo, con pico y pala.

El gobierno debe ser horizontal, defender el derecho de la mayoría, con la solidaridad como bandera, aceptar críticas para hacer algo distinto. ¡Ése es el desafío!

Ahora que tenemos una coincidencia sobre la democracia, debemos acordar en forjar en modelo de Nación y subir un escalón más. Sería importante hacer un acuerdo con Brasil, con Uruguay y con Bolivia para tener un protagonismo en el mundo.

Y saber que esta situación no se arregla en un año o dos. Debemos tener una mirada estratégica, no táctica. Plantear plazos a 50 años, objetivos para el 2050. Perón hizo planes quinquenales. No era todo gambeta. Y hay que incluir a todos, a los que piensan como nosotros y a los que no. Todos tenemos que ceder un poco.

Hay que desarrollar políticas educativas, escolares. Así como Perón pensó los Juegos Evita, como se hizo en Cuba y en Estados Unidos, integrar a los jóvenes a través del deporte, fomentando el estudio y la salud. Es nuestra responsabilidad mostrarles que hay un mañana que vale la pena vivir. Que en vez de un basural haya una cancha; que en la casas haya que morfar. A los pibes se los suma a través del ejemplo. Por eso hay que mostrarles, más que hablarles. Hay que actuar!