El jueves 23 de julio tuvo lugar la disertación del Dr. Carlos Tomada. Nombrado actualmente Embajador de Argentina en México, Carlos Tomada cobró notoriedad en su gestión en el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación durante 12 años, desde 2003 hasta 2015. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires y político de larga trayectoria, integrando el movimiento justicialista. De hecho, al comienzo de la charla, se ha referido al actual gobierno como un “gobierno compañero”. El tema que abordó con afiliadas/os y dirigentes de UTEDYC tuvo como eje el trabajo en relación con la pandemia. He aquí sus principales puntos y desarrollos:
El país atraviesa una triple crisis: la social, heredada, con estructuras agravadas en los últimos cuatro años; la provocada por la deuda externa, que nos viene del pasado pero nos condiciona el futuro y la de la pandemia. Una crisis sanitaria que impulsó una de las medidas políticas del gobierno nacional: la cuarentena. No fue una decisión sanitaria, sino política. Era una opción y se elegió la de salvar vidas. Esto constituye un punto de partida.
Esta triple crisis no llevará necesariamente a una “nueva normalidad”. Hay una contradicción en los términos, pues “nueva” implica ruptura, algo distinto, y “normalidad” es algo frecuente. “Si lo normal era lo que teníamos antes, prefiero la ruptura”. En este debate en el que se mezclan deseos, intereses e ideologías debemos intervenir, y, para que sea positivo para los trabajadores, tiene que haber presencia de los gremios. En el plano de la política hubo que hacer todo lo que antes se suponía que no se podía hacer: tuvo que estar presente el Estado.
Es un tiempo interesante porque nos permite reflexionar con mayor libertad. Y preguntarnos: ¿Cómo sostener los ingresos populares? ¿Cómo se reactivarán el mundo de la producción, del trabajo, y los servicios?
Esta triple crisis tiene una característica muy novedosa: hay que reactivar tanto la oferta como la demanda. Es un escenario realmente complejo. La demanda impulsa al trabajo, al salario y los ingresos del Estado, pero también hay que estimular a la oferta, para que haya qué comprar.
Otra característica de esta triple crisis es que es extra-laboral y ha ahondado las desigualdades. En los últimos cuatro años han culpado a las organizaciones, a los dirigentes sindicales, a los derechos de los trabajadores. Por el contrario, éstos son los pilares del desarrollo y de una distribución justa y adecuada. Los intentos reaccionarios de la derecha y del neoliberalismo, con sus políticas de ajuste, han fracasado, porque en Argentina existe una tradición y una historia de derechos protectorios. Esa base, que incluye la redistribución de ingresos, es que hay que fomentar para salir de esta crisis. Claramente, hay otras alternativas a las anteriores: El gobierno salió a buscar la protección social a través del IFE, del ATP, de la AUH y de los créditos con tasa cero para los monotributistas.
De ahí el título de esta charla: “El después es ahora”, porque las medidas que tomemos hoy van a ser el futuro. La nueva respuesta a la pandemia implica más presencia del Estado: más protección social, más producción y más trabajo. Ése es el camino. En Argentina todavía se discute sobre cómo se produce y cómo se distribuye; es una cuestión que aún no está saldada. Hay un sector que quiere una Argentina para cinco millones de habitantes y otro, para 45 millones.
Si no hay trabajo ni trabajadores, todo se derrumba.
Esta crisis reveló una paradoja: los trabajos más requeridos, más demandados han sido los más desvalorizados, los peores pagos. Y a la vez, los más indispensables: personal de cuidado, enfermeras, repartidores, y agricultores. Hay que empezar a cambiar esta situación injusta. Las personas se dignifican a través del trabajo y de la participación en todos los niveles. Para que haya compromiso y apoyo, hay que sentirse parte, estar incluido. Para ello, el Estado debe estar presente y ser eficaz para que sus políticas lleguen a todas y todos y protejan a los más débiles.
En este sentido, es fundamental discutir cómo se redistribuye el ingreso. Es necesario garantizar mejores niveles de protección social a los sectores precarios, que incluyen a los llamados informales, a los cuentapropistas, a los trabajadores de plataformas y a las trabajadoras de casas particulares.
Entre las nuevas formas de trabajo, se encuentra la de las plataformas. A estos repartidores intentan hacerles creer que son emprendedores. Y también, el teletrabajo, que ha llegado para quedarse. En tanto estos trabajadores prestan servicio, deben estar amparados por los mismos derechos. Es necesario regular estos nuevos modos de trabajo para garantizar su protección.
Así también, debe garantizarse la presencia de la mujer en el mundo del trabajo en todos los niveles. Es fundamental que estén en la mesa de las negociaciones paritarias, en la vida sindical. Tanto trabajadoras como trabajadores deben consensuar con el sector empresario, a través de sus organizaciones sindicales, todas las cuestiones que ya forman parte de los derechos adquiridos: la salud, la seguridad, las demandas de género y la formación profesional, todos asuntos que son centrales en el presente y para el futuro.
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IFE: Ingreso Familiar de Emergencia; ATP: Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción; AUH: Asignación Universal por Hijo.