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Alejandro Di Giacomo
en #UTEDYCenVIVO

“La gloria que no fue: el estigma de ser segundo en la Argentina”

Dale PLAY y reviví la conversación.

El pasado jueves 5 de noviembre el Licenciado en Comunicación Alejandro Di Giacomo, fue el protagonista del ciclo #UTEDYCenVIVO. Secretario de Redacción del Servicio en Español de la agencia italiana ANSA para América Latina, Coordinador de la carreras de Periodismo y Periodismo Deportivo en la Universidad de Palermo, Presidente de la Asociación de corresponsales extranjeros en la República Argentina con algunos de los cargos que desempeña. Es, además, autor de dos libros: La gloria que no fue. Frustraciones que marcaron el deporte argentino, editado por Capital Intelectual (2007) y Reutemann, rey sin corona en la Fórmula 1, editado por Al arco (2009).

En su disertación, Di Giacomo propuso considerar el deporte desde otra perspectiva: “Vamos a poner el espejo frente a la sociedad argentina pero de un modo peculiar, a través del deporte. Lo cual es complejo, porque vamos a ver cosas de la sociedad argentina y del deporte, que tanto nos apasiona, que no son tan divertidas. O que no son tan dulces como estamos acostumbrados a ver. El deporte define a las sociedades. Cómo las sociedades encaran el deporte o lo vivencian, de algún modo, muestran lo que son esas sociedades”.  

El primer ejemplo que compartió con el público fue el del Presidente -entre los años 1932 y 1938- Agustín Pedro Justo: “Era un Presidente de origen ilegítimo que no encontraba legitimidad porque no la tenía. La gente lo repudiaba en los actos públicos hasta que encuentra en el fútbol un modo de cercanía con aquellos que no lo quieren. Un día, en un episodio muy curioso en la cancha de Boca, un nenito le canta un tango y el Presidente le da una gran propina. La gente de esa platea lo aplaude. Ante este hecho, El Gráfico, que en esos momentos era verdaderamente una revista de gran influencia dentro de la ciudadanía, y el diario de Natalio Botana, Crítica, que también tenía una fuerte llegada a las clases bajas, potencian ese episodio dejándolo a Justo como un humano sensible ante el chiquito que le canta el tango”. Di Giacomo tomó este hecho como punto de partida de la triangulación entre medios, política y deporte, que se mantiene hasta la actualidad. “Agustín P. Justo fue el único Presidente que fue socio honorario de Boca Juniors y River Plate, y nombra a su yerno, Sánchez Terreno, como Presidente de la AFA”, agregó.

Después de esa introducción, el periodista retomó el planteo inicial y agregó: “Nosotros, incluso en la vida personal, hemos huido de los fracasos en general. No nos invitan a la reflexión, sino al espanto. Pero las civilizaciones un poco más reflexivas o las culturas un poco menos pasionales toman a los fracasos como elementos de crecimiento, como debería ser. Pero es no es lo que nos caracteriza en Latinoamérica”.

En esa línea, Di Giacomo se remontó hasta el Mundial de Suecia 1958: “La Argentina termina siendo goleada por Checoslovaquia por 6 a 1 y vuelve humillada a Ezeiza. Esto sucede un momento después de la caída del peronismo y tenemos que recordar dos episodios previos, que son el Mundial de Brasil en 1950 y Suiza 1954, donde la Argentina no se presenta. Según leyendas, porque Valentín Suárez, un hombre viajado por Europa, le recomendó a Juan D. Perón no participar por el riesgo a ser humillada por los atletas del viejo continente, su juego fuerte y su velocidad y habilidad en el manejo de la pelota”.   

A través de un power point, el periodista armó un relato con imágenes representativas de rasgos de la argentinidad; su propósito fue el de mostrarnos y analizar cómo nos pensamos a nosotros mismos: “Tenemos un país de enormes riquezas y bellezas naturales; somos hábiles para la improvisación, resolvemos problemas, lo atamos con alambre y funciona. Inventamos el colectivo, el dulce de leche, la birome y tenemos las mejores carnes del mundo. Las mujeres más lindas y más inteligentes son argentinas y, por supuesto, tenemos a Carlos Gardel que cada día canta mejor; o sea, no es que sólo es el mejor sino que cada día, incluso después de fallecido, canta mejor. Vean ustedes, que el relato va marcando lo que tenemos como un ADN, ese dejo de soberbia. Tuvimos en la cancha a Diego Maradona, el mejor del mundo, el mejor gol de un mundial y volvemos a tener un número uno como Lionel Messi. Otro elemento interesante es la creación de mitos y cómo los potenciamos: El Che Guevara, Evita o Maradona mismo. Hay una iglesia maradoniana, simbólica, pero es esta potenciación de algunas figuras al extremo. Son figuras que no son humanos, son mitos y leyendas que no cometen errores. La pregunta es qué pasa cuando los cometen, ¿no? Y, como si fuera poco, tenemos un Papa argentino”.
Luego, retomó la historia de la selección del 58: “fueron recibidos a piedrazos y monedazos al aterrizar en el aeropuerto de Ezeiza. La prensa y mucha gente catalogó a ese plantel como traidores a la patria. Traidores es la palabra”. Y agregó: “Esto nos hace reflexionar un poco sobre la divisa nacional y si la selección es la Argentina y la patria. Maradona en el 86 defendió a la patria”, planteó.

En esa misma dirección aludió al episodio sucedido en la copa del mundo de Inglaterra en 1966: “Luego de una infracción, el árbitro alemán, expulsa a Antonio Ratín quien se va de la cancha, mientras los ingleses gritan ‘animales, animales’ a los argentinos, considerándolos incivilizados por su actitud en la cancha. Ratín se limpia los zapatos en la alfombra de la reina y estruja la bandera inglesa en el córner. A partir de ese episodio, la FIFA implementó la tarjeta amarilla y la tarjeta roja para que todos entiendan cuándo el árbitro amonestaba y cuándo expulsaba”. En esta línea, agregó: “Lo curioso es que esa selección se va hacia el mundial con Arturo Illia de Presidente y cuando vuelve ya hay una dictadura, porque hubo un golpe de Estado en medio del mundial”. Y añadió: “Hay un proceso que se da en el post mundial, que es ver conspiraciones universales contra ella, donde no las hay. Si bien ese mundial está sospechado de beneficiar a Inglaterra, la dictadura Argentina reivindica a ese plantel y se los denomina como campeones morales”.  

En relación con el trato que recibieron y reciben los máximos exponentes del deporte de nuestro país, Di Giacomo cuestionó la falta de reconocimientos para aquellos íconos como Reutemann, Sabatini, Vilas, e incluso Messi. Los argentinos nos caracterizamos, según su visión, por cierta “fantasía, euforia desmedida y omnipotencia hasta que nos topamos con la adversidad”.  

El deporte como símbolo. “El deporte nos da elementos muy ricos y nos muestra características para el análisis como sociedad. Un estudio realizado por una universidad reflejó que el 86% de las noticias publicadas por diarios deportivos tenían que ver con el resultado. Es decir, analizaban lo que sucedía en el campo de juego y no las perspectivas que rodean al deporte”.   
En relación con el automovilismo, presentó el caso de Reutemann, quien es considerado referente en el mundo pero poco reconocido en nuestro país. “En 1974, Reutemann lideraba la carrera, los que rodean a Perón lo convencen a llevarlo al autódromo para presenciar lo que sería el triunfo del argentino. Tras un desperfecto técnico en la toma de aire del motor, el auto de Reutemann agota el combustible y se queda en las puertas de la gloria ante la presencia de Perón en el palco. Fue frustrante”.

Picardía criolla. Di Giacomo aborda esta característica argentina a través de la frase célebre del viejo Vizcacha en el libro Martín Fierro -“Hacete amigo del juez”- y planteó la polémica: “¿Quién no festejó el gol del Maradona con la mano a Inglaterra en el mundial de 1986? Era a los ingleses después de Malvinas. ¿Qué es gol de Maradona con la mano? ¿Es un signo de astucia o es una artera violación de la norma? ¿Cómo interpretamos ese gol? La respuesta está más que clara… pero ¿qué respuesta daríamos si hubiese sido al revés?”.   

Teoría de la referencia. En el cierre de su disertación, se refirió al fatídico 0-5 con Colombia por las eliminatorias para el mundial 1994 en el mismísimo Monumental. El retorno endiosado de Maradona a la Selección Nacional y la condena al Diez luego de ser expulsado de la Copa del Mundo por doping positivo. “La grieta también está en el deporte. No hay pueblo que no tenga una rivalidad: Unión-Colón y Central-Newells son los enemigos, no son los rivales. Esta situación de éxito y fracaso, tragedia y comedia, sin punto intermedio”. Para analizar esta dualidad, Di Giacomo recuperó la teoría de la referencia expuesta por el sociólogo estadounidense Robert Merton: “La frustración no está ligada a lo que uno consigue o no consigue, sino a lo que uno toma como referencia. Entonces, la variable no tiene que ver con uno mismo, sino con quién se compara. En relación con la sociedad argentina, ¿cón quién nos comparamos? ¿Queremos ser Europa? ¿O nos miramos dentro de un continente como Latinoamérica y vemos dónde estamos parados?”.